Canto a Urraca Fernández
Sentada en su silla del Museo de Burgos
Una grande, libre y real Puta
Quien, sin sentir, ha venido a decirnos
Qué son ayuntamientos
Hija del conde de Castilla, Fernán González
Reina de León
Por haberse trajinado a Ordoño III
Hijo de Ramiro II
Cuyos Rebuznos se elevaban hasta el cielo
Amancebada, después de repudiada
Por su marido
Con Ordoño el Malo
Que reinó, también
Y, por último
Después de muerto éste
Casada con Sancho II el Cornudo, rey de Navarra
Y, a escondidas, ligada con un príncipe
Llamado Jimeno
Quien llevaba meajuelas en su miembro
Ciertas piezas pequeñas
Que solía ponerse pendientes
De los sabores del pene
Para refrescar la boca de la reina
El cual, viendo la emulación, el ansia, la presura
De esta reina
Elevó su Rebuzno de amor hasta el Monte de Venus
De su vaina con jactancia
"Una Vaina plegadiza, que puede plegarse
O doblarse
O que está dispuesta para ello
En pendencia bien solemne"
Como dijo el tal Jimeno
Cogiendo entre sus dos manos
El real Opérculo
Pieza redonda generalmente
Que sirve de olla y cobertura de ciertas alargaderas
Elevadas a plenario por unas meajas
Cierta moneda antigua de vellón
En los reales meaderos
Donde a la reina le gustaba yacer
Junto al meandro, revuelta o recoveco
Del río, o camino
Que hacen los gatos cuando mean
Pues la reina decía :
"Aquí, donde está esta meada de gato
Trae tu expósito a mi Meca"
Entonando un "mea culpa" orgásmico
El principito eyaculando
Golpeándose los dos
Con vejigas hinchadas
Y el matachín del príncipe
Cuchillo jifero de carne y hueso
Haciendo raja donde había herida
Por beneficiar la puerca amanteniente
Sin soltar el arma de la mano
Pues la reina maneaba su rotura
Con el glande de Jimeno
Buscando querubines del culo
Como quien busca grillos
En el primer coito angélico.