Por hablar con el móvil, Marga, condesa d’Andurain, amante de Lawrence de Arabia, concubina de palacio en Jordania y Siria, llegó tarde a la manifestación "Por la Mujer", para hacerles sacar de las garras del obispo de Calahorra, del de Orgaz, del de Toledo, y del de Michoacán, en Méjico, muy dañinos y muy dados a alabarlas como gallinas ponedoras y esclavas de convento, su Mayorazgo de femineidad arrebatado. ¡Qué bribones¡
Pocas mujeres vinieron a la Plaza del Cid, en Burgos, con forma de vasija cuadrada, tan sólo unas feministas sindicadas de Burgos, así como las donostiarras Itziar, Delia, y la bilbaína Teresa, quienes, con voz infantil piaron.
Iban vestidas de punta en negro, cual novias salidas de un cuento de recién casadas, yendo, en el mismo día, con su amado o amada a su entierro.
A caballo inmóvil, el Cid, en su estatua, apuntaba su espada de difuntos erecta contra el cielo, chillándole el moro decapitado y muerto en la punta del capullo.
Preguntadas estas mujeres vestidas de negro por la falta de más mujeres en la manifestación, ellas dijeron que era :" porque estaban empollando en sacristías de iglesias y conventos, y empiolando, echando pihuelas a los halcones de conventos. Embarazos o estorbos, como grillos o el pajarillo ese, el "Euribor" de las buenas hipotecas y del desahucio, que pena ninguna da a los curas, que pían de contento al ver cogido en su cepo de embuste e hipocresía el matrimonio civil o sacrosanto, como a los Bancos bandoleros, la hipòteca.
El paseo de mujeríoprotestante fue corto, pareciendo una comitiva llevando un féretro de película : el féretro de la condesa d’ Andurain, asesinada a botellazos en su yate Dejeillan, en el puerto de Tánger. Los pocos transeúntes que miraban, como lerdos, a sus pechos y sus nalgas decían, unos :
- Es como una procesión de la Aurora bozal rezando un rosario negro. ¡Qué devoción¡
Otros :
- No. Que es un Grito de Mujer por Auroraviolada, humillada, desahuciada, según el Catecismo clerical que va sobre la cabalgadura social a horcajadas, y tirando del Mulo del gobierno.
Callen, oigamos su grito de protesta :
"Cuídate, mujer, que el porfiado albardán, comerá tu pan, con la iglesia toda con Rebuznos de engaño y alucine repicando".