Haciendo una profunda reflexión,
debe aceptarse como la verdad
que nada iguala la gran devoción
de la madre que siempre ofrece más.
Es la mujer que siempre arriesgara
su vida, al dar a luz al hijo que vendrá ;
el hombre, con nada el precio paga
y sin ella no es nada ; no ha sido ni será.
Te amo esposa, por lo que me has concedido,
me causa gusto el gran milagro de Dios ;
ya viene el fruto del amor que hemos vivido,
traerá consigo la alegría de los dos.
Bendita seas por el don de concebirlo,
tú serás madre por la gracia del creador,
estoy feliz y el compromiso he de cumplirlo ;
yo seré el padre que responda con amor.
Su cariño y ternura son vida
para el niño que del padre es gloria ;
si el machismo expone una partida,
indiscutible de ella es la victoria.