Sus ojos vertebrándose de espinas exhumaron del vientre ; el animal que inventó un canto lluvioso de extraña partitura.
Su sombra aplazó el hilo del que penden matronas de cristal con filamentos para mecer la luz y desatar el juego de la mancha que azota la noche y su pared encestando la huída en una antífona del sueño.