No sé lo que me pasa. Cada vez que abro la ventana (tengo dos) veo un personaje. Puede ser tú. Cuando vienes a visitarme. Que necesito mucho cuidado. Con esta pierna… y con lo que me dan. No todas mis posesiones están aquí en este cuarto. La verdad es que tengo otro cuarto. Menos accesible. Hay que tomar el buen camino. La misma casa no. Otra. Y andar más de una hora. Yo no ando. Así que no sé si una hora… No quiero ir. Iba. De vez en cuando. Gana. Y este personaje encontrado en el jardín. Tenía buen aspecto. Quiero decir que hablaba bien de las cosas. Sabes… las cosas de la vida. La mía. La tuya. No hablaba de sus cosas. No era este tipo de personaje. Le gustaba mucho hablar de los demás. Tenía talento. Me gustan los personajes con talento. Si no tienen talento, se parecen a las cosas que cercan sus existencias. Como vacas, sí. Y el sendero con su polvo y sus vueltas. Las ruedas chillan. Chillan siempre. Mi señal. “¡Aquí viene Mescal !” Y llego. Pero hace mucho tiempo que no hablo con él. ¿No me vas a preguntar por qué ? No. No viene pacá. Si viniera… pero no viene. No tiene existencia sin el jardín. No es un personaje de cuarto. ¿Qué haría en la cama ? ¿Qué con el espejo… ? Necesita tierra. Y herramienta. Tradiciones. Que no son mis tradiciones. sí que nos separa. Y nada sobre la muerte. No se mueren los personajes. Sobreviven. A no ser que sean de nuestro ingenio. Completamente. Como el primer hombre. El que no puedo imaginar. Este sí que me interesa. Por eso no salgo de este cuarto. La ventana de la calle tiene sus encantos y la del patio su luz. Y cuando tú entras, no puedo hacer otra cosa : grito. Este maldito grito que no alivia. Empeora. Destruye. Hasta mi razón de ser. ¿Quién eres ? Personaje no. No te conozco tanto como me conozco a mí. Tú, la puerta. La abertura. El rabillo de mis ojos. Este silencio. Corriente de aire. Visita la luz. Yo abriendo la ventana adecuada. Y la otra con su personaje. Está esperando. Fuma un cigarrillo. No mira por aquí. Sabe muy bien que abrí la ventana hace ya más de una hora. Y tú dándole la espalda como si fuera su extranjera.