Estoy destrozado de los nervios
viendo una abeja rodear mi rodilla
perdida su reina.
Cual zángano que gorjea
intento cogerla en la palma de la mano
a modo de taza
pero ella finge un aguijón revoloteando
y chupando mi cabreo
entre flores blancas de gloria
que son mis salivas, que uso
para calmar la picazón.
Tengo una idea fija :
¡Aplastarla¡
Pero pájaros en los árboles
pían una patética canción :
"Muchos veranos sin lluvia
se encuentran en las abejas
dando "coces" con nerviosos aguijones
disipando neciamente el sol"
Ahora me va a tocar la gorda
¡Puta abeja¡
Esto está que rabia
y sólo es posible describir mi cabreo
recuperando las abejas
como hinchazones que se curan
concagaditas blandas
de un pichón de barro
encontrado
en casuales montones de leña
soñando un nido
de distraídas esperanzas.
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