A Ángel Parra, hijo de Violeta Parra
Me dicen que con Violeta, su madre
Se ha ido Ángel, su hijo
En horas no cabales
Las enfermeras y médicos llorando
Gotas de sangre.
Levántate de ahí, Ángel, le digo yo
Preguntándole : ¿No hay nadie que te levante ?
¡No se ha muerto, no se ha muerto, grito yo
Que un falso testimonio
De coma inducido
Y artificial respirador
Le han herido de un puñetazo en el hígado.
- Cómo quieres que me levante ? Me dice Ángel
Ni "Mi Nueva Canción Chilena
Al Pueblo lo que es del Pueblo"
Ha podido levantarme
Más por el ojo de la llave de la Muerte
Veo que en la Gloria de la Vida
Hay dos sillas para hijo y madre
Y otras tres para Gastón Soublette
Jodorowsky y Gonzalo Rojas, mis amigos
Y otra, para quien me cante.
Detrás de aquella nube
Que besa el cielo chileno
Sigue habiendo un puñal de dos filos
Al lado del corazón patrio :
Uno, del exiliado
Y otro, del prisionero político.
Yo sé que de la canción de Ángel Parra gozaremos
De Violeta, también
Pues las campanas de Notre Dame repicando
Han debido levantarle :
"No se ha muerto, no se ha muerto
Que se ha ido a casa de su madre"
Su hígado de poeta va bañado en sangre
Montado en un caballo
Con Poesía delante.