Vestíos, pues, como escogidos de Dios, santos y amados, de entrañable misericordia, de benignidad, de humildad, de mansedumbre, de paciencia ; Colosenses 3:12 Col, 3:1-12
Piensa…
Me visto de misericordia, al ser misericordioso ; de amor, cuando amo aún a mi enemigo, amo a quien me odia ; de paciencia cuando la empleo para soportar una situación que me rebasa.
Porque antes, me he vestido de ira al dejarme llevar por ésta ; de maledicencia al hablar de otros mal ; de gritería al gritar, y debo morir, "hacer morir la carne", a estas actitudes, dejándolas de usar, dejando de gritar, de airarme, de hablar mal de otros, arropándome con buenos sentimientos.
Colosenses 3:5-17 nos da la clave : No practicar las cosas malas, no mentir, porque al desvestirnos de nuestra naturaleza caída, dejando de practicar estos frutos malos y vestirnos del nuevo, este se renueva hasta la plenitud. Vestirnos de Dios es practicar Sus enseñanzas, ataviarnos con el frac de escogidos para salvación, somos una élite selecta en busca de la salvación, en busca de la excelencia. Vivíamos en "esas cosas" (pleitos, celos, iras, etc.), como hijos de desobediencia, y ahora, al dejarlas, nos despojamos de ellas (cosas que se destruyen por el uso), "porque los que son de Cristo han crucificado la carne con sus pasiones y deseos" (Ga. 5:24). Crucificar la carne es dejar de practicar las cosas que agradan a la carne, lo carnal que es vendido al pecado. Ahora al dejar estas cosas, nos despojamos de ellas, y nos vestimos como lo que somos : santos y amados. ¿Cuál es esa ropa ? Misericordia, al extender el corazón a todo aquel que lo necesite ; de benignidad, al ser benevolentes (haciendo el bien) ; de paciencia, soportándonos unos a otros ; y sobretodo de amor, que es el vínculo perfecto, el pegamento que nos une. De todo esto, viene la paz al corazón, y que viste nuestra mente.
Oracion : Seor, vísteme de ti, en Cristo, amén