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Poesía en Roma - Chroniques de Berta Sánchez de León, F. J. Sancho Mas et Rafael Lozano
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 Article publié le 9 septembre 2018.

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Chez Los Libros de la Frontera - El Bardo.
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Comentario a Poesía en Roma de Santiago Montobbio

Por Berta Sánchez de León (28/06/18)

 

Es un lujo, en los tiempos que corren, disponer de observadores de la talla de Santiago, que nos regalan esa mirada pausada, serena y sensible de su paso por Roma. Es un lujo en una época presidida por el apresuramiento y el ver sin mirar. De un lado, la ciudad eterna, urbe prometedora de historia, arte y belleza. Del otro, el poeta, ansioso por fundirse en ella (empaparse de ella), pasearla, reconocerla, vivirla. Santiago abraza Roma con el recuerdo de sus anteriores visitas, el bagaje del pasado familiar, el rencuentro con una muy buena amistad y, sobretodo, con el gran conocimiento de su idioma y su cultura. Nada le es ajeno, disfruta de la esencia italiana en todos los sentidos : desde el sabor de un helado en Piazza Navona hasta la contemplación de una pequeña iglesia. Aquí está el testimonio escrito de la fecundidad poética de aquellos días.

Andando a todo. He de ir andando a todo, aunque sea esclavo, como hago estos días en Roma, igual que he de escribir hasta morir, también bajo la lluvia”. Toda una clara declaración de intenciones del poeta durante su estancia en la ciudad. Efectivamente, Santiago recorre plazas, jardines, se refugia en iglesias, se sienta en cafés, visita museos, observa el río, los 500 que aún circulan por Roma, las fuentes emanando agua, diserta sobre el arte, la vida, la verdad y, por si fuera poco, se reencuentra con Carmelita, gran amiga y conocedora de su obra. Todo nos lo devuelve en forma de verso.

Roma no defrauda y sus calles brindan a Santiago mucho material. En los jardines del Palazzo Barberini, esos que tanto adora y desconocidos incluso para los mismos romanos, el poeta escribe “Remanso de paz. En el bullicio y trajín de Roma. Nadie. Y nada te turba, nada te espanta. Jardín, remanso para el alma.” Disfruta también al entrar en el Café Greco y se expresa así : “Este poema es como un sorbo de café, el café que ahora llega. No pretende más. Un alto del camino. Un sorbo de café. La vida sigue, tiene recodos, misterios, trae poemas.” Desde ese popular establecimiento, Santiago evoca a su padre quien precisamente le descubrió este café y al que con mucho afecto recuerda “Eres tú Roma, padre”. Pero quizás un momento culminante de la obra sea su paseo por Trastevere donde la emoción familiar se intensifica. En esas páginas, el lector/a revivela complicidad familiar y la sintonía afectiva que Santiago tiene con el lugar y cómo estas circunstancias afectan sobremanera a su manera de escribir. Montobbio expresa “el revolcón emocional” que le ha supuesto estar allí : No te puedes imaginar lo que ha sido para mí, pienso que le diré a mi madre cuando la llame. La experiencia para la sensibilidad, el temblor, la sacudida.”

El poeta se sienta en las plazas (Piazza Navona, Campo dei Fiori, Piazza Farnese) de las que descubre su aire secreto, la calma, la paz que en ocasiones brinda el agua de sus fuentes yel sol que le da vida mientras nos descubre su alma : “ Mendigo quiero ser, mendigo soy, aún sin querer de esta bondad que puede haber en la vida y de este sol. La limosna de los días y su usura han de descansar alguna vez, ni que sea un rato en una plaza de Roma, en un banco al sol.” De su paso por las numerosas iglesias nos dice que “son un refugio, un rato permitido a la sombra del descanso. Llegará quizá el rezo o el poema.” El misterio también forma parte del verso. El río de Roma, el Tíber, inspira al poeta que nos revela la esencia de la poesía pero ésta, a su vez, no se da toda : (leo literalmente) tú sabes lo que sabes en el correr de tu agua, y es la verdad de esta ciudad y el hombre , pero no has de terminar de decírnoslo jamás. Como el poema.”.

El agua que brota de las fuentes en Roma motiva alguno de los mejores versos : “Porque el arte, como la vida, es agua”, “La poesía como el agua se va (…) es agua y música y no tiene casi cuerpo”. “Porque se escribe desde el agua”.

La experiencia del viaje ha sido fructífera para el poeta “ Calles de Roma, habéis sido también calles de afecto” a pesar de quedar para la próxima ocasión la visita a la taberna Vicolo del Gallo,ese templo de Roma”, “ese lugar del corazón”.Enlas últimas páginas nos regala preciosos versos de la ciudad, a modo de despedida : “La vida en la calle. Populosa Roma. Populoso y a la vez muy íntimo es en ti el adiós

Acabo con un fragmento de un poema, quizás la razón de ser de esta obra. Dice así :

El cuerpo del poema vibra como una nota de música en el aire

 mientras se escribe y se lee. Y después

 se va. Pero queda, pesa de algún modo

 en el afecto y la memoria. La poesía dura.

 Resiste el paso del tiempo. Es prodigio

 de la poesía que viene de un agua escondida”.

 

***

Carpe diem en Roma

 El nuevo libro de Santiago Montobbio

 F. J. Sancho Mas

 

Ahora ; aquí ; en este mismo instante y en este lugar donde estamos. Santiago Montobbio ha llevado su poesía al límite de lo cotidiano, esto es, a la exaltación de cada momento por mínimo e intrascendente que parezca.

Poesía en Roma no es un diario poético, porque un diario comprendería poemas que canten al menos al cúmulo de las 24 horas e impliquen una reflexión sobre lecciones aprendidas, o una especie de resumen. En Montobbio no hay certezas, sólo la voluntad poética de respirar el tiempo y cantarlo buscando un eco. Él respira y escribe en el momento de luz u oscuridad luminosa que le dicta su conciencia de poeta.

Conocemos por su obra que no le hacen falta más que un café, un instante de pluma y calma, una visita al médico, un recuerdo apenas. Pero ahora se le presenta una visita a Roma, un horizonte inabarcable que desafía al poeta del instante y lo tienta con la falsa imagen de la perennidad.

Y en Roma (ese monumento de fragmentos de instantes sumados), Santiago consolida su compromiso con el instante. Un periodista poeta para la agencia del presente más radical. Y ello implica una manera de vivir con la total ambición de que un segundo puede ser la vida entera. Y para que no se le escape ese segundo, el poeta escribe. “Estoy aquí”. Siempre abierto al dictado de eso que llamamos inspiración y que dentro de unos años, posiblemente, vendrá un neurólogo a reventar el misterio con que la percibimos.

Montobbio ha vuelto ahora. Cuando habla de un día pasado lo convierte en presente, como dando aviso de sus pasos, de sus rutas y viajes. Como si esperase que alguien, que comparte el horizonte de esa voz poética, le escuche por fin y vaya en su busca. Un Quijote penando o cantando en Sierra Morena. Es una poesía para ser encontrado en el centro mismo del instante.

Así pues, si nos dejamos llevar por la suavidad y dulzura de sus versos cortos, por esa forma de caminar poética que parece hecha de trajes antiguos o de tanto aire a Guillén, encontraremos un caballero empeñado en no irrumpir con estrépito en el presente y robarnos la calma. Pasearemos con Santiago por Roma, Barcelona o Nicaragua. Y será siempre un territorio íntimo, como un vagón por el que el exterior es sólo una pantalla móvil.

El poeta dice :

Pido

vivir, ser en paz, tener

calma, que los demás

no me agredan. Pido

silencio y paz, si hace

falta soledad -con tal

de que me dejen en paz.

Un alejamiento sólo en apariencia, porque en realidad, el poeta quiere no ser observado para dedicarse a su verdadero oficio que es :

MIRAR. MIRAR. EL ARTE ES LA MIRADA.

Y he de mirar más esta plaza,

no sólo escribir o tomar en ella

café. He de mirar la belleza,

hasta dañarme.

Cuidado. Sí. Lo ha dicho. Dañarse y dañarnos a sus propios lectores, una vez que nos tiene atrapados en ese instante del que ya no salimos si no es a través del canto. Conscientes ya de que todo encierra una promesa incumplida aquí y ahora, la opción que nos queda es envolvernos de realidad o de deseo.

Ni siquiera en Roma (donde la historia podría expandir al poeta hacia la metafísica o hacia un intelectualismo del que huye el profesor de Filología de la UNED) deja Santiago de vivir en ese ahora, en ese aquí, en ese Espacio de Juan Ramón por el que todos los mundos, los años, los recuerdos confluyen y cobran sentido.

Dichoso y feliz tener un poeta tan enamorado del instante. Su obra es un carpe diem de gozo y llanto, pero de fidelidad hacia este instante donde la poesía es posible y necesaria, hasta en lo que no parece tener trascendencia. Ha vuelto aquí, y ahora. No hay otro lugar ni edad dorada que no sea este mismo sitio y en este segundo donde empieza el canto.

 

***

Presentación de ‘Poesía en Roma’, de Santiago Montobbio

Rafael Lozano

 

Buenas tardes y bienvenidos a este acto en el que presentaremos ‘Poesía en Roma’, el más reciente libro de poemas de Santiago Montobbio. Permítanme recordarles que esta presentación se realiza en el marco del 14.º Barcelona Festival ofSong, un acontecimiento que hasta el próximo 5 de julio ofrece diferentes espectáculos a lo largo de diez días de poesía y música y del que Santiago ha sido nombrado, precisamente, poeta comisionado. La musicóloga Patricia Caicedo hace dos días abrió este festival con el concierto inaugural ‘Un món ideal’, donde se estrenaron tres canciones compuestas a partir de poemas de Santiago.

Quisiera dejarles unas palabras sobre el libro, breves como breve ha de ser por fuerza este acto. Dos mil seiscientas cincuenta y cinco páginas de poemas de Santiago Montobbio lleva publicadas, con este volumen incluido, Amelia Romero en El Bardo, una colección que a lo largo de sus 54 años de historia, que ahora ya transita su cuarta etapa, ha dado muestras sobradas de arrojo editorial. Como el que hace falta, si me permiten decirlo, para atreverse con las obras de Santiago, por su extensión y su complejidad.

Hagamos un repaso de estos siete volúmenes : ‘La poesía es un fondo de agua marina’ y ‘Los soles por las noches esparcidos’ son un libro en dos, dos recopilaciones que se pueden leer por separado o entrecruzándolas, para seguir así el orden cronológico en que fueron escritos los poemas. Si la publicación del primero fue fruto de la prudencia, dar a luz con el segundo la primera parte de la enorme producción poética de Santiago del año 2009 fue, en mi opinión, una osadía.

Manteniendo esa osadía, Amelia Romero acabó por asumir que aquella publicación tendría que ser al final una tetralogía, para acabar de dar salida a todos los versos que vieron la luz “en tres semanas de marzo y unos días de abril, y en verano y otoño” del 2009 ; así que a estos dos títulos les siguieron ‘Hasta el final camina el canto’ y ‘Sobre el cielo imposible’.

En la misma colección vinieron después‘La lucidez del alba desvelada’, una obra más breve que recoge poemas escritos de manera dispersa entre el 2010 y el 2012, y ‘La antigua luz de la poesía’, que hace lo propio con la producción de Santiago entre el 2015 y el 2016.

Y ahora nos presentan este ‘Poesía en Roma’ que, tras ese aparentemente inofensivo título descriptivo esconde una obra difícilmente clasificable : es poesía, claro, pero a la vez es diario ; guía de viajes que incluye calles, plazas, museos, restaurantes, cafés, tabernas y más ; literatura memorialística ; reflexión literaria –como siempre en la obra de Santiago­– ; diccionario de autores y varias cosas más que el lector descubrirá desde su propia sensibilidad. No es extraño que Amelia Romero, con lo que habrá llegado a ver en sus años de editora, reconozca ante esta obra no haber publicado nunca nada parecido siquiera.

Se abre el libro con una invocación a la poesía ; desde el “¡Oh, abandonado¡” de Neruda del primer poema, aún en Barcelona, antes de partir, donde el autor pide “música y canción” e implora a Roma “déjame que me abandone a ti”. El poeta parece saber a lo que va ; como buen viajero, quizás no guarde en su maleta todo preciso, pero sí lleva en su cabeza un plan de viaje : “Roma, te escribo en esta libreta para pedirte paz. Misterio y paz. Poesía, callejeo. Tramonto. Pintura. Arte”.

Y una vez en Roma lo cumple. Hacia el final del viaje lo declara, si quieren pueden verlo en la página 445, en un poema de madrugada :

“ESCRIBO DE LA MAÑANA Y DE LA NOCHE.
Escribo cuando ando, cuando sueño.
Escribo como respiro. Así escribo. Ante la belleza
y su fulgor. Ante su violencia.
Del secreto de ángeles destartalados
que percibo en algunos sitios escondidos.
Así escribo estos días poesía en Roma.”

Por en medio encontrarán poemas que dialogan entre sí, que vacilan o a veces pisan fuerte, incluso poemas que en ocasiones no saben si lo son ; referencias, homenajes, préstamos, citas, versiones y subversiones de versos de Machado, Cernuda, Gil de Biedma, Keats, Shelley, Mendoza, Calderón, Paz, Santa Teresa, Omar Jayam, Joyce, San Juan de la Cruz, Aleixandre, Gaya, Larrea… y los que se me habrán pasado, sin duda. También los grandes temas que nunca elude Santiago : el amor, la muerte, la trascendencia, el arte, expresados a través del agua, la noche, el secreto, los ángeles que a veces son destartalados y otras son custodios. Y todo, mezclado con naturalidad con las quejas de un turista por sus pies cansados o porque los horarios de un museo no se ajustan a los suyos.

Difícil de encasillar, si fuera necesario hacerlo, que no lo es, este ‘Poesía en Roma’ no les va resultar, en ningún caso, aburrido. Bienvenidos, y les dejo en las excelentes manos de mis compañeros.

 

***

Palabras pronunciadas en la presentación del libro Poesía en Roma de Santiago Montobbio en la Residènciad’Investigadors del CSIC, en Barcelona, el 28 de junio de 2018, dentro de la programación del XIV Barcelona Festival of Song.

 

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