El lenguaje binario es el idioma de las computadoras, y todo el proceso que da lugar a la aplicación de sus comandos, está fundado evidentemente en el uso de la lógica.
La lógica es el instrumento que emplean para aplicar los comandos en secuencias estructuradas con bases fijas.
La llamada inteligencia artificial supone aplicar las bases de la lógica en un proceso de pensamiento que permitiría a estos entes no biológicos habilidades superiores, como el pensamiento, cualidad humana de raciocinio, elaborando estructuras basadas en complicados algoritmos.
La IA es una simulación de la estructura neural de los seres humanos, y actuar de forma distinta a cómo se les ha programado, supondría una aberración para muchos.
Sin embargo, si tal estructura de pensamiento, da lugar a una verdadera mejoría en los procesos de reingeniería en los diversos campos del saber humano, desde la ciencia y la tecnología, hasta la vida común, sería harto beneficiosa.
Los robots, al ser esclavos de la lógica, automatizan su función de acuerdo a programas predeterminados bajo diseño, y si estos autómatas, como soñaba Asimov, llegan a ser máquinas con inteligencia a prueba de fallas, ellas podrían ser el futuro de la era posmoderna, sobre todo, en la exploración del espacio exterior, y en la búsqueda de curas para aquellas enfermedades donde nuestra ciencia no comprende.
Serían, entonces, una herramienta útil y no los espantosos cyborgs y entes no biológicos que nos presagian las películas futuristas, si no en verdaderos auxiliares de apoyo a la raza humana, de quien siempre dependerían para fortalecer el desarrollo de la civilización del Hombre, y llevarlo a estadios de promisoria seguridad.