Escenario.- Se advierte una pizarra, con complicados signos matemáticos, y un escritorio de madera basta, con una sola silla al frente. Al abrirse el telón, Evariste Galois fuma un largo cigarrillo con aire pensativo, sentado con aire parsimonioso.
EVARISTE.- ¡¡Ojalá, los duendes de los números tomaran notas de esta última noche en este mundo¡¡

---Se levanta y camina a grandes zancadas---

EVARISTE.- Sé que mis enemigos buscan quitar mis ideas republicanas…
Me consideran un hereje, enemigo de la monarquía que nos subyuga y domina.
¡¡¡Sí¡¡¡
Sé que aún tengo 20 años y que nadie me considera de forma especial.
Incluso, me han retado a muerte, pensando que no asistiré y que mi noble gallardía es un estipendio de mi juventud…
Ignoran que he estado escribiendo estas ecuaciones y que son mi legado para los hombres cuando ya no esté en medio de ellos…
Dejaré en esta mesa, los recuerdos de mis elucubraciones matemáticas y así quedará denostado mi saber…

---Se acerca a la mesa, sin dar la espalda al público, y revisa unos papeles escritos con una caligrafía pequeña, y los vuelve a dejar---

EVARISTE.- Sé que las aves canoras entonan lúgubres cantos de muerte.
Asistiré al punto de las seis de la mañana… Y si no logro sortear este duelo con éxito, siempre quedará constancia de mi saber y mi defensa de la república como un medio de convivencia civilizada.

---El telón cae, terminando la obra.