El siglo XX se caracterizó por la llamada guerra fría entre las dos superpotencias, EUA y Rusia. Las películas y novelas giraban alrededor de los enfrentamientos entre espías de ambas ententes. Sin embargo, aunque muchos creen que está guerra dejo de existir cuando cayó el muro de Berlín y la Perestroika metió a Rusia en un direte de aquellos muy bien retratado por Morris West en “el ojo del dragón”, lo cierto es que ya entrado éste siglo 21, las cosas solo se han vuelto más estéticas. Estados unidos sigue empeñado en su dominio del mundo para mantener su Status Quo pero no logra perfilarse porque siguen teniendo a los rusos como su talón de Aquiles que evidencia su franca incompetencia. Hasta la elección de Trump se tiñó de sospechas de intervención rusa. Y la salida de Estados Unidos del tratado de armas es por no poder competir con los chinos. Con un desbalance importante en su economía, Estados Unidos no tiene seguridad y su alejamiento de centroamérica, permite a los rusos acercarse a estos países como Honduras con simpatía desde siempre por el comunismo. Jugar a las cartas marcadas, lleva el gran riesgo de fallar en el póker mundial. La guerra fria solo ha estado soterrada… ¡ Y ahora se ha helado en serio !
Corremos el peligro de convertirnos, una vez más, en peones de un tablero con minas antipersonales.