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Sí quisiste a tu abuelita
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 Article publié le 31 octobre 2021.

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---Quise tanto a mi abuelita qué cuando murió tuvieron que alejarme de la caja porque quería yo que me enterraran con ella.

---Te pusieron Chanita en su honor, ¿verdad ?

---Así es, Jorge. Ella fue la original, por llamarlo de algún modo.

---Entonces, no te enterraron para acompañarla.

---Como eres. No perdonas nada.

---No me mal entiendas. Como me contaste que tenían la caja con sus huesitos en el ropero de la sala.

---Es que querían que la enterraran formalmente allá, en Progreso ; pero cobraban un ojo de la cara por el traslado del cadáver y mejor esperamos un año y la desenterraron y la pusieron en la caja, en espera de una oportunidad para llevarla a inhumar a nuestro puerto Progreso, con la demás familia.

---¿Y no te daba miedo ? Eras una chamaca.

---No. Le tenía tanto cariño que hasta jugaba con sus huesitos y yo le acariciaba los cabellos así –mesó los míos con cara de ternura.

---No seas tan explícita, con exceso de grafismo.

---¿Grafismo ?

---Es que no sólo lo dices, sino que lo representas muy gráficamente.

-----Yo cantaba la canción de El Ropero de Cri cri : Abre el ropero abuelita, enséñame tus blancos huesos, maravillosos que tienes tú.

---Acomodaste la letra con la métrica original.

---Es que me gusta mucho la canción del ropero porque me recuerda a mi abuelita Chanita.

---¿Cómo pudieron trasladarlos ?

---Cuando me llevaron los misioneros amigos de la familia, Don David y doña Elba Lexter a Progreso, para que terminara la primaria y entrara a la secundaria, en un viaje de tres días, de Carrillo a Peto por la jungla, por veredas o abriendo a golpe de machete el paso del yip, bebiendo agua en sarteneja. Toda una odisea.

---Sí que saliste del centro de la selva.

---Así me decían mis compañeros.

---“Debes entrar a tercero, no a cuarto, porque eres selvática”---dijo Fridy, que luego fue mi amiga.

---Sin embargo tú ya habías cursado el tercero, Chanita.

---La maestra Ideíta Manzanero,dijo al director y a mis compañeros que me iba a poner en cuarto y que si no daba la talla me bajaba a tercero.

----Y te quedaste en cuarto por ser capaz—dije—. ¿Y cómo te fue en la primaria ?

---Muy bien. Terminé con buenos promedios y entré a la secundaria “ Carlos Marx”.

---¿Y como te fue con la escuela y los huesitos ?

—¡Ja ja ja ja ja !--- su carcajada le salió con mucho sabor.

---¿Por qué la hilaridad ? –quise saber.

---Pues porque lo que me pasó con los huesitos resultó muy divertido.

---¿En la casa ?

---Precisamente en la casa. Una tarde estaba yo haciendo algo de mi tarea en espera de mis compañeras con las que íbamos a hacer una tarea creo que de geografía. Sí, era esa materia porque estaba yo dibujando el mapa en una cartulina. Formábamos el equipo : Seidy, Fridy, Atala Puerto, Lucero y yo.

Cuando llegaron las pasé a la sala.

---No vayan a hacer mucho ruido porque en el otro cuarto duermen en la hamaca mi hermanos Samuel y Dinita.

---¿Quién está moviendo la hamaca, Chanita ?—quiso saber Atala.

---Mi abuelita --- contesté rápido.

---Tal vez porque no ayuda que hay poca luz ---opino Seidy.

----Es que ya es tarde y no se ve bien---dijo Lucero.

---¿Vamos a hacer la tarea ?—mi propósito era desviar la atención.

---Chanita tiene razón, pues estamos perdiendo tiempo con divagar en lo obvio—acotó Seidy.

Mi estratagema verbal dio buen resultado y nos dedicamos a hacer la tarea, aunque tuvimos que posponerla para el otro día porque con la duda de que no estaba, o sí estaba mamá Chanita y no nos pusimos de acuerdo, mejor cada quien voló para su casa.

La siguiente tarde, con el mismo escenario, llegaron las cuatro y se repitió la misma, cantaleta.

---Dije que sí está mi abuelita---insistí molesta, con firmeza. ¿Quieren verla ?—las cuatro asintieron---pues síganme---y las guié hacia el ropero y lo abrí mostrándoles la caja con los restos de mi querida abuelita Chanita.

De momento se quedaron calladas y brotó una gama de voces de miedo, de sus gargantas y salieron corriendo la calle.

Ninguna regresó a la casa. De ahí en adelante, las reuniones para hacer tarea eran en otras casas o en el Café del Puerto.

 

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