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Barcelona, 2 a 16 de febrero de 2023
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 Article publié le 19 février 2023.

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2 de febrero de 2023

 

 

EL AGUA DEL MAR ROMPE EN LA ORILLA.

Barcelona también es mar. Es poesía.

Mi madre y yo nos hemos animado

a ir a la playa, y aquí estamos.

El aire es fresco, ligero. Llega

del mar. También la poesía,

lo que esperamos. Mar.

 

 

EL MAR, EL MAR. EL AIRE DEL MAR.

La libertad. De respirar, de ser.

De cantar.

 

 

EL MAR SIN TERMINAR, EL MAR

por empezar. Como el poema,

el ritmo secreto del que llega,

tal las olas a la orilla.

Siempre distintas, siempre otras,

y las olas mismas, sin cesar.

 

 

EL AIRE, EL AIRE DEL MAR.

Respirar. Cantar. Cantar

y que el canto sea

el mismo aire. Aire

nuestro del canto, como

un antiguo mar.

 

 

DEMASIADO FRESCO A LA ORILLA DEL MAR PARA MI MADRE,

e irnos de ella pronto. Ya lo pensaba.

Pero nos hemos llegado por la ilusión de estar

tan cerca del agua. Hace unas semanas estuvimos

muy bien, pero llevábamos días de temperaturas

inusualmente altas. He pensado que hoy hacía

suficiente buen día para ir al mar, pero lo de la orilla

ha sido un atrevimiento. Hemos estado poco. Luego un rato

en un banco al sol. El mar en la mirada. Escribo ahora

en casa, antes del café. Esta tarde un concierto en el Paraninfo

de la Universidad con una amiga. Vuelve la vida, al menos un poco,

en alguna medida. Mar, música. El poema que lo diga.

Recuerdo el aire frío junto a la orilla.

 

 

LA UNIVERSIDAD, LA CALMA DEL PATIO

de Ciencias, el frío al venir

andando aquí, el aire frío

junto al mar esta mañana,

la luz ya caída, es casi noche,

casi noche en los poemas

y lo que espero, en la música

ahora pronto. Casi noche

lo que está dentro del tiempo.

Casi noche el misterio, el poema

que lo ronda. Los paseos, los recuerdos.

Todo con lo que aún me busco y me sostengo.

 

 

LOS ÁRBOLES EN EL PATIO, LA NOCHE

y la noche profunda dentro

de la casi noche. El poema posible

y el imposible, lo que puede ser

y alzar el vuelo en el misterio.

 

 

LA LUNA ALTA DESDE EL BALCÓN DE CASA,

antes la música y el sentir como casa

los recuerdos, entre ellos el de Victoria

de los Ángeles, pues era su Fundación

la institución que daba el concierto, y lo daba

en su casa, literalmente, donde nació

y se crió, en la Universidad de Barcelona.

Me vienen los recuerdos que contaba mi padre,

algo le digo a la amiga que me acompaña,

y quien presenta el concierto lo refiere y confirma

-que aquí nació y vivió, y ésta era y sentía

su casa. Barcelona. Una memoria del arte

y de Barcelona. Victoria de los Ángeles,

que esta tarde en su casa y un concierto

me encuentra. Quizá mañana algo más

diga, escriba. Siento el calor de la memoria,

las historias sabidas y contadas. La juventud

de mi padre, mi padre allí estudiante,

su casa cuando soltero tan cerca. Sí, siento este

calor, esta memoria que me encuentra. Quizá

mañana más la diga. Ahora veo la luna alta

cuando cierro el balcón, y escribo estas líneas

quizá versos que piden más líneas o versos

pero que dan fe de una memoria, de su profundidad,

de su altura. De cómo es raíz en mi vida.

 

 

 

3 de febrero de 2023

 

 

SÍ, AYER POR la tarde voy con una amiga a un concierto al Paraninfo. Me siento un breve rato, al llegar, en el Patio de Ciencias, en las antiguas sillas de las antiguas clases, justo al lado del aula en que se daba una asignatura a la que sólo fui el primer día pero supe que al siguiente la profesora me eximió de ir -era “Comentario de textos literarios”, y la profesora generosa y gentil. Ha caído ya la noche, es casi noche, como siento y me digo en algún poema que llega. Estamos luego en la cola con mi amiga para entrar en el Paraninfo. Entramos y cogemos el programa. Los intérpretes son de la Fundación Victoria de los Ángeles, esta entidad es la que da el concierto. Y entonces le digo a mi amiga -no lo había pensado ni recordado hasta ahora- que ella, Victoria de los Ángeles, vivía aquí, porque era hija del bedel de la Universidad, y entonces vivían aquí. Mi padre contaba cómo su padre les decía : Vengan, que ahora les cantará la Victorina. Antes del concierto dice unas palabras un señor al que le he dicho a mi amiga he visto en algún sitio o medio, aunque no sé bien quién es. Dice que ésta es la casa de Victoria de los Ángeles, que nació aquí y aquí vivió su infancia, porque era hija del bedel de la Universidad y entonces los bedeles vivían en las instituciones. Mi amiga debe pensar que es exactamente lo que yo le he dicho. Este señor añade que Victoria de los Ángeles expresó siempre un gran aprecio por esta casa, por este edificio -que era su casa. Que aquí está la sede de la Fundación. Añade que este año 2023 es el año de su centenario, que es por ello el Año Victoria de los Ángeles y harán actividades, conciertos. Nació el 1 de noviembre de 1923 y ese día de este año, el día de su centenario, harán un concierto aquí. Estas cosas dice. Y el concierto. Que está muy bien. Me alegra estar aquí dentro de la música, y que su elevación y transporte aquí se dé. Le alegraba este lugar y su memoria a Victoria de los Ángeles, y a mi manera también a mí me alegra, y lo busco. Me gusta venir a conciertos aquí. Al acabar le digo a mi amiga que ha estado muy bien. Sobre todo algunos, puntualizo -y es verdad. Ella asiente. Mientras empezamos a bajar las escaleras principales desde el Paraninfo le digo cómo sientes que te transporta la música. Te eleva. También asiente. Le digo que claro, que Victoria de los Ángeles era como mi padre y sus compañeros. Que mi padre era de octubre de 1920 y ella, han dicho, del 1 de noviembre de 1923. Era tres años más joven. Le digo que en la promoción de mi padre había chicos de varias edades, porque era la promoción de la guerra y juntaron en ella a varias promociones, las que no pudieron estudiar cuando la guerra. Tenían un programa aparte, hacían la carrera de manera intensiva, en tres años en vez de en cinco. “Para recuperar”, me dice mi amiga. Claro. Habría quien habría perdido más o menos tiempo, según la edad que tuviera y cuándo le hubiera pillado la guerra. Pero Victoria de los Ángeles era como ellos. Ellos, mi padre y sus compañeros, jóvenes. Formaba parte de los recuerdos de mi padre, y a través suyo también de los míos. Le he dicho antes, cuando esperábamos para empezar el concierto, que el padre de Victoria de los Ángeles tuvo mucho empeño en que primero triunfara fuera, y actuara en Barcelona ya habiendo triunfado. Y los recuerdos del día a día, el vengan, que ahora les cantará la Victorina. Mi padre hablaba o cambiaba unas palabras a veces con su padre de vuelta a casa. Porque mi padre vivía muy cerca de la Universidad, en Consejo de Ciento entre Rambla Cataluña y Balmes, y al volver de algo a veces veía luz y hablaban algo. Esto le digo a mi amiga mientras salimos de la Universidad. También, ya en la calle, que no sabía que era su centenario -el de Victoria de los Ángeles. Que habrá que estar atentos, porque quizá hagan cosas interesantes. Que me gustaría ir al concierto el día de su centenario. Y añado : “Era una persona que estaba muy bien”. No digo más, pero con esto está dicho todo. Su categoría humana y moral y su arte, la memoria y representación de esta ciudad que es. Cómo me ha venido a buscar en su casa, y a través de la música, y me ha traído los recuerdos de mi padre joven y a ella también joven y cantando por petición y gusto de su padre a los estudiantes. En esta Universidad, la Universidad de Barcelona, que era su casa. El Patio de Letras en que estudió mi padre y también yo. Una memoria llega a través de la música y los recuerdos, una memoria de la juventud de otro tiempo, y que esa música dice, esa música y la gran artista que aquí nació y fue joven y aquí cantaba a los estudiantes como luego con altísima maestría en todo el mundo la trae y representa. Son una alegría algunas personas, hay alegría en su memoria. Honran el tiempo, lo dignifican. Así llega la tarde de ayer a mis adentros la de Victoria de los Ángeles entre la música, alegría siento en su memoria, en los recuerdos que despierta y lo que en su memoria dice.

 

 

 

EL MAR. MÁS SOL, MÁS BUEN DÍA.

El mar con mi madre en mi ciudad.

Sí, la vida se reanuda, sientes

con ellas que puedes

otra vez ser.

 

 

EL MAR, EL MAR. LA LIBERTAD,

el cantar. Cantar como respirar,

pulmones los poemas, aire nuestro

en ellos junto al mar.

 

 

EL MAR, EL MAR. PARA VIVIR,

para respirar. Y que la poesía

pueda ser.

 

 

EL MAR, LA INTIMIDAD DEL MAR,

su frescura, su aire. Su asombro.

La necesidad que es para vivir.

 

 

LA LUNA QUE VE MI MADRE DESDE CASA,

en el despacho, mientras lee el periódico,

y de la que me avisa. Los paseos cerca

por la tarde. Días muy buenos este fin de semana.

Pero luego otra vez lluvia, frío. Y la luna, siempre,

a la que levantar la vista, apartarlo todo

en su busca, y en ella una esperanza.

 

 

LA LUNA CERCA DE SER LLENA -MI MADRE

me ha dicho antes que le faltan tres días

para serlo-, la luna ya muy plena, en la noche

alta, en la noche alta y la música

y el misterio que abre sobre las cosas

y la misma noche, la noche del adentro,

la soledad silenciosa del canto

que en el ritmo de su música

callada encuentra.

 

 

 

4 de febrero de 2023

 

 

EL JARDÍN. LA CALMA DEL JARDÍN, LA PAZ. LOS PÁJAROS.

Un rato con una amiga en los jardines del Palau Robert

en la mañana de este día espléndido, y a la hora del café

-ahora- con mi madre en este jardín del que el frío unos días

nos ha alejado. La paz, la calma. El aire, los pájaros. Esto

quiero decir. También hacer algún poema, pero dar fe del vivir

-ellos lo saben bien, porque para ellos también

es lo primero- es un impulso y una necesidad

que se da y nace, como respirar en el aire.

También esta raíz tienen los poemas, sí.

 

 

AIRE FRESCO EN ESTA TARDE EN EL JARDÍN, LOS POEMAS DE SALINAS QUE RELEO,

porque de pronto he pensado en ellos -pensaba primero en leer otras cosas-

como quien se acuerda de un viejo amigo y he cogido el primer libro que de él tuve

-está fechado, veo, en Enero 82-, la antología que de sus poemas hizo

Julio Cortázar. Algunos poemas queridos. Hojeo también las palabras de Cortázar

en su prólogo, recuerdo cómo me percutieron algunas y me han acompañado siempre,

las palabras y las intenciones y los caminos de los que ellas dan testimonio.

Cómo me ha sostenido la poesía, cómo me ha ayudado. Mientras siento y escribo esto

mi madre lee a mi lado el periódico en este jardín, y el aire

es ya fresco.

 

 

EL SOL AÚN DA EN UN UNA CHIMENEA DE LA AZOTEA DE LA PEDRERA

que desde donde estoy sentado veo. El sol, alto.

El jardín, umbrío. Fresco. Fresco en la tarde

en este día tan bueno, el recuerdo y la busca

de viejos poemas queridos, y poemas muy ciertos

tanto y más indispensables la tierra. La luz,

la sombra, los árboles. La paz de un rato

para uno mismo, algo de alma en la calma

y el canto que quiera decirlo.

 

 

EL ÁRBOL, EL ÁRBOL DE LOS SUEÑOS, CÓMO CRECE

desde hondas raíces como ellos. El árbol

de la noche, el árbol del silencio, todo

hacia dentro. Y tú en ese árbol,

para ese árbol.

 

 

LA INYECCIÓN QUE LE PUSIERON A NERUDA Y CON LA QUE LE MATARON,

así parece fue y leo en la prensa, leía los recuerdos que escribió su mujer

de su vida junto a él, un libro que encontré hace unos años

una Feria del Libro y he procurado leer estos días

y siempre me interrumpo. No se sabe lo que son

las cosas imprevistas. Los libros que no pensabas leer, los libros

que te esperan, los libros que no saben lo que son, la discreción y el silencio

del pequeño pájaro en la tierra de este jardín, y desde el que

alza el vuelo. Desde el silencio. Desde el silencio y la espera

lo que no sabemos, lo que nos defrauda, lo que no se logra,

lo que nos mata. El eco de un crimen y una muerte, la también extraña

muerte de Cortázar, de quien he hojeado unas palabras antes,

los finales misteriosos y el camino también misterioso,

un camino y una vida en arte, de la alta, difícil poesía,

sea cual sea la forma en que en esta vida se dé.

 

 

EL FRESCO DE LA TARDE, QUE NOS HARÁ IRNOS

de este jardín. Todo lo que nos hace irnos,

todo lo que se rompe, el adiós continuo de las cosas,

y la pasión de vivir aun con ese adiós. De vivir

y del arte.

 

 

LA LUNA JUNTO A LA CORNISA. UN RESPLANDOR

la delata. Un resplandor para la vida,

para la noche. Para lo que pueda ser

la noche.

 

 

 

5 de febrero de 2023

 

 

LA LUZ EN LAS HOJAS DE LOS ÁRBOLES, LA PEDRERA

desde este jardín, el aire. Un café. Aprovechar

este día de buen tiempo, ante la perspectiva de más lluvia

y frío que viene. La paz en el jardín, la luz, el aire.

La poesía. La poesía de cada día. Que hay que buscar.

En el jardín, en la luz, en el aire, y también dentro de ti,

como dentro también de cada cosa, en las cosas cotidianas y sencillas,

en el café, la tinta con que escribo y que es

como un latido. Del corazón, del poema. De la poesía escondida

dentro de las cosas, y en ti, que la sabes en ellas sentir.

 

 

LA POESÍA Y EL JARDÍN. Y LA LUZ, Y EL AIRE.

El espíritu hacia lo alto, hacia la vibración

en el aire del canto, trino de pájaro

sin fin, de amor

sin fin.

 

 

AMOR SIN FIN HACIA LA VIDA, HACIA EL MISTERIO

que en ella y todas sus cosas vibra, tal

el trino del pájaro en el aire, sí, la nota

alta del canto que viene también de la noche

y desde adentro de la tierra.

 

 

LA LUZ, EL AIRE, LA NOTA ALTA DEL CANTO, LA NOTA

que viene también desde adentro, desde una tierra profunda,

una noche última, un último silencio del que están hechas

si son arte de verdad las palabras, con el que las hacemos

en el sin saber, en el aire nuestro

que en el arte amaneceremos.

 

 

EL AIRE, LA LUZ, LAS PLANTAS, LOS ÁRBOLES.

La tierra. El poema de la tierra de ti,

del aire del arte, de la noche que hay

dentro del hombre y su silencio maravilloso

además de indescifrable y por esto siempre vivo

pese a encarnarse y procurar decirse

en cada aliento, cada vez, cada poema.

 

 

EL AIRE DE LA NOCHE, EL AIRE DEL SILENCIO,

su sonido profundo, la nota alta del canto

en una música como de nadie. Ésta es

tu busca. Tu vida. No hay otra posible

para ti, lo sabes bien, y no te escondes.

Lo pide el arte y ese silencio profundo

del que viene y con el que se hace,

la noche oculta tras todos los pasos

que el hombre da en lo que no sabe

pero que son también adivinación y arte.

 

 

ME ESCRIBE GABRIEL SAAD DESDE PARÍS, POR FELISBERTO Y SU PRESENCIA

en lo que de él he escrito y se ha publicado hoy en Francia.

Precioso, contundente testimonio sobre lo fundamental que era

para él el misterio, algo en lo que yo insisto y a Gabriel

le parece muy justo. Así me lo dice : “Es muy justo lo que dices

sobre el misterio. Para Felisberto, era fundamental. Recuerdo

una larga conversación, que nos llevó toda la tarde,

cuando vivía casi frente a la casa de mis padres,

sobre el interés del psicoanálisis para abordar un texto literario.

No lo rechazaba (Borges, sí, con fuerza), pero, me decía que por más

que se hurgue, siempre quedará el misterio”. Y más recuerdos y memorias.

Una vida de cultura, de arte. De América, de Francia. Pienso

en la comunión en el misterio, el sentirlo y saber que es interminable

en ese mismo misterio, tener esta infinita conciencia -me gusta así decirlo,

aunque quizá sea algo extraño, pero pienso que conviene a lo que estoy diciendo.

El misterio estaba en el título de una lectura atenta que realicé de los cuentos de Felisberto,

con la que quise acompañarlos, por ser algo que percibía como fundamental

en ellos, en el hacer de arte con que se construían. Es muy gentil Gabriel

al respaldar ahora con su mensaje desde París esta convicción que expreso,

la justicia que hay en que así lo destaque. Pienso en este misterio del arte

que de algún modo nos hermana a los que de él

conciencia tenemos, siento la caricia del aire

en este día espléndido, esta mañana

en este jardín junto a mi madre. Y pienso y sé,

de un modo impreciso pero ciertísimo, absoluto, que todo

lo que es de verdad es del arte y del misterio.

 

 

“NADADORA DE NOCHE, NADADORA” ES EL POEMA DE SALINAS QUE ME HA SALIDO

cuando he abierto al azar este viejo y querido libro suyo. Siento

como si hubiera venido a buscarme. Porque de algún modo se hermana

con lo que estoy diciendo, como si lo adivinara. De algún modo,

digo, porque la adivinación es un don que ha de sentir uno, y esa aurora que ganaste

con que acaba el poema puede ser también

la que logra el arte. Aquí los versos finales del poema,

que podemos sentir para la nadadora pero también, pienso,

para quien hace arte. Los versos finales y quizá mejor desde

la mitad del poema, pues ese empeño de claridad, ese tesón, ese esfuerzo

es también el del arte, y esa aurora final también la que ha ganado

con sus obras quien lo hace y ha empeñado la vida en hacerlo.

Así pues mejor, sí, el poema desde su mitad hasta el final,

para la nadadora de noche, para ti, para todos :

“Se te rompen

las densas ondas anchas de la noche

contra ese afán de claridad que buscas,

brazada por brazada, y que levanta

un espumar altísimo en el cielo ;

espumas de luceros, sí, de estrellas,

que te salpica el rostro

con un tumulto de constelaciones,

de mundos. Desafía

mares de siglos, siglos de tinieblas,

tu inocencia desnuda.

Y el rítmico ejercicio de tu cuerpo

soporta, empuja, salva

mucho más que tu carne. Así tu triunfo

tu fin será, y al cabo, traspasadas

el mar, la noche, las conformidades,

del otro lado ya del mundo negro,

en la playa del día que alborea,

morirás en la aurora que ganaste”.

 

 

EL SOL SOBRE LA PEDRERA, LAS CHIMENEAS SOBRE SU AZOTEA,

altas, el sol que llega a la mano con que escribo

a través del aire y las hojas y las ramas de los árboles

de este jardín. El sol de adentro, el sol del canto,

el sol escondido dentro de las cosas, semilla y raíz

del vivir. No abandones ni dejes de sentir este sol.

Sin el no hay arte posible.

 

 

LA LUZ, EL AIRE. EL VERDE TENUE Y DELICADO DE UNA DE LAS MIMOSAS

junto a mi madre y a mí, la luz en él, en ella. La luz y el aire

y lo que en su vibración puedas sentir, misterio

infinito del canto.

 

 

LA LUZ, EL AIRE. LO QUE HAY DENTRO, LO QUE SE REVELA

en el misterio, el misterio que aún queda

y no se acaba. Lo que resulta del arte y tampoco

se acaba y no sabemos, son los poemas o lo que escribimos.

O las nubes en el cielo, y la luz y el aire. Y lo que vibra

y tiembla en ellos.

 

 

LUNA LLENA. LUNA LLENA DE LOS SUEÑOS,

de la espera. De lo que tú

quieras.

 

 

 

6 de febrero de 2023

 

 

EL CIELO TAPADO, LA LLUVIA

de mañana -todo el día.

Y ahora, esta noche, aún

música de jazz.

 

 

 

7 de febrero de 2023

 

 

UNA HOJA SUELTA EN EL AIRE FRÍO.

Es todo lo que he perdido. La veo

desprenderse del árbol que nos llega

a casa, y esto siento y escribo.

 

 

NUBES, FRÍO AL CERRAR EL BALCÓN

por la noche, tras este día

de lluvia. Música. Música

en la radio mientras escribo

y música por dentro. Con

la que hago el poema.

 

 

 

8 de febrero de 2023

 

 

SOL, UN SOL IMPENSADO CUANDO PASEO

tras la lluvia y el frío de ayer,

y que hace que anime a mi madre

a salir. Lo hacemos en un rato.

Aún hay sol, pero ya con algo de nubes.

No se está tan bien como deseaba,

pero se puede estar. Aire frío, pero

algo de sol entre nubes en este

banco-farol del Paseo de Gracia.

Celebrar la vida. Por esto salir

esta mañana. Por esto escribir.

 

 

EL AIRE, EL SER DEL AIRE. EL SOL

entre las nubes. El poema

entre las nubes del vivir.

 

 

EL SOL SUFICIENTE. EL SOL SUFICIENTE

para vivir. En el aire frío y entre

nubes. Como la higuerilla del cuento

de Julio Ramón Ribeyro, una razón suficiente

que nos dice que se puede vivir.

 

 

UNA PALOMA. LLEGA. LLEGA DEL VUELO

y con el vuelo. A la tierra.

Palomas los poemas.

 

 

 

9 de febrero de 2023

 

 

EL AIRE DE LA MAÑANA, UN BUEN SOL

pese a este día fresco en un Paseo de Gracia

otra vez muy concurrido. Mi madre y yo

buscamos refugio en un banco-farol,

están más apartados y allí da

el sol de cara. En días fríos

como éste es lo que conviene.

Lo tendimos al sol, nos tendimos

al sol, como si fuera una fiesta.

Así se tiende el espíritu en el poema.

 

 

ÁRBOLES CASI YA SIN HOJAS. QUEDAN ALGUNAS,

pocas, testimonio seco de la vida

que ha sido. Que ha de volver a ser.

 

 

EL SOL, EL LEVE SOL, EL DULCE SOL

tan necesario en un día de invierno.

El aire frío. Todo lo perdido,

lo que nos ha nutrido, lo que está

en el fondo de una noche antigua

y desde él dice nuestro nombre olvidado.

 

 

LA BELLEZA DE LA PEDRERA. UNA PUERTA ABIERTA

para mi vida.

 

 

EN LA CALMA DEL PATIO DE CIENCIAS, LAS LUCES

de la Universidad sobre la Plaza

cuando me acerco. Canta la Escolania

de Lluc. Declamación del Planto de Ramon Llull

y luego música, Pergolesi, Pau Casals,

Sarasate. Los niños de Mallorca

que cantan y se educan en este santuario

desde el mil doscientos, y hoy cantan

en mi ciudad, aquí, en este sitio

en el que yo he estudiado. No los he

visto. La historia llega desde una música,

como la luz desde los ventanales de la fachada de la Universidad

sobre Barcelona. Canta, memoria,

canta, Musa, en la memoria, canta

lo que recuerdes y lo que es,

lo que porque lo cantas aún puede ser,

y será.

 

 

LOS ÁRBOLES EN EL PATIO, LA CALMA,

el silencio. La noche. Y la música

de la historia, la música que cantan

niños y tiene siglos, y a ti te llega

como nueva en su arte y su pureza.

 

 

NOCHE, NOCHE, NOCHE. SILENCIO.

Juventud lejana. Música de niños.

A lo lejos música de niños,

y también aquí, muy cerca.

Cerca del corazón y los recuerdos.

Adentro. Como noche

en la noche.

 

 

MÁS NOCHE. MÁS NOCHE

en la noche. Música

la infancia -el amor,

la infancia. Lo que

queremos. Lo que

canta.

 

 

 

10 de febrero de 2023

 

 

ANOCHE, LA ESCOLANIA de Lluc en el Paraninfo de la Universidad de Barcelona. Llegarme en un paseo desde casa, sentir las luces de los ventanales de la Universidad sobre la Plaza, que en la calma del Patio de Ciencias llegue también algún poema, que a la vez son luz de noche. Y esta Escolania, que es la más antigua de Europa, empieza acompañando con música la “Declamació del Plant de la Verge de Ramon Llull”. Pensaba que sólo iba a ser declamación, sin música. Pero hay música. Esta gloria y patrimonio de Mallorca y de Europa -y de todos- que es Ramon Llull, la emoción y el gozo de que nos lleguen sus palabras. Y los niños, las voces como de ángeles. Llega Europa desde lo más antiguo de las voces de estos niños, y siento que, a la vez, se dirigen al tiempo por venir, diría casi al infinito. Por la tarde he empezado el libro Ángulos de visión de Juan Larrea, que contiene una antología de su particular obra de ensayo, en selección y con prólogo de un escritor de Mallorca, Cristóbal Serra. Leo el prólogo y las dos primeras piezas, “Atienza”, de 1927, y “Teleología de la cultura”, de 1965. En este último defiende su proceder, su sentir y su pensar, su percibir, su “ver”. Porque Cristóbal Serra, en el prólogo, nos dice que estos escritos son proféticos. Son, desde luego, visiones y pensamientos singularísimos. Que deslumbran. Leí ya el otro año Razón de ser. En este texto se refiere a algunos libros y trabajos, como “Rendición de Espíritu”, que es de 1943. Y allí esta visión y sentir y desentrañar como en símbolos, pero como sucede con los símbolos profundos sientes que son verdades, la cultura del Mediterráneo y de Europa dentro del tiempo y a través del tiempo. Pasado, presente y futuro. Jerusalén, Roma y Santiago de Compostela. Y desde Compostela y Finisterre el futuro, la adivinación y presentir de América, su cumplimiento -el Nuevo Mundo, el plus ultra. La Europa antigua tiene dentro de sí el presentimiento y la adivinación del tiempo. Los significados, las revelaciones. Los significados y las revelaciones. Esto siento y pienso más o menos, mientras vuelvo a casa, y quizá porque una música que viene del corazón del tiempo de Europa, en unas voces de niños que a la vez son en su infancia muy antiguas, me lo han hecho así sentir.

 

 

AIRE FRIO. SOL ENTRE NUBES. SI EL SOL

no es más claro y alumbra y calienta más

nos iremos pronto. De este banco-farol

del Paseo de Gracia. Irse también de los recuerdos

cuando ya no hay sol que los alumbra,

o se ha olvidado o se ha perdido

en la maleza del tiempo.

 

 

EL SOL, EL SOL. VOLVER AL SOL, TRAS LAS NUBES,

alejar el frío, poder ser en la luz,

en el calor. También así en la memoria,

en lo dulce que aún puede

quedar del tiempo.

 

 

AL SOL. MI MADRE Y YO AL SOL.

También el alma, lo que queda

de infancia, de bondad, de amor

y de infancia en el pozo antiguo

de agua fresca que puede ser aún

agua que salva.

 

 

LUZ, LUZ QUE ASOMA DEL SOL

entre las nubes. Luz y brillo

desde lo alto. También

así el poema.

 

 

LA CRUZ DE LA CASA BATLLÓ.

el arte y el sufrimiento, la memoria.

La memoria del arte y la aspiración

al cielo y un azul imposible,

que el arte ha de hacer próximo,

hacérnoslo sentir cerca de nosotros.

 

 

SOL ENTRE NUBES. AIRE FRÍO.

Lo que aún es, y lo perdido.

Lo tuyo, lo mío. Lo que el poema busca,

y encuentra en un quejido,

en un suspiro. Y le da ritmo.

Un antiguo ritmo como un mar

lleno de olvido.

 

 

 

11 de febrero de 2023

 

 

SOL DE DÍA DE INVIERNO. AIRE FRESCO,

ligero. Ligero el espíritu anda,

ligero el aire, el ritmo, la claridad

también ligera. Claridad, al final

la claridad aun entre lo oscuro.

 

 

AUN ENTRE LO OSCURO CANTO,

respiro. Soy en ese canto,

su respiro.

 

 

EL SOL LIGERO, EL ESPÍRITU LIGERO,

el aire ligero, el canto ligero.

 

 

LAS HOJAS QUE AÚN HAY EN LOS ÁRBOLES,

parecen algunas que se van a desprender.

Esto escribo, tras fijarme por decirme mi madre

“Los árboles aún tienen…”. Sí, son las hojas,

las hojas secas, prestas a caerse.

Así lo que se consume. También

así el hombre.

 

 

EL AIRE FRÍO DE LA NOCHE.

Las hojas secas. Pero algo duerme

detrás de la espera.

 

 

 

12 de febrero de 2023

 

 

SE VE EL SOL DESDE CASA,

pero al salir aire muy frío.

En este domingo de invierno.

Helor del aire, el frío

que corta. El frío deja

sin memoria, es todo

olvido.

 

 

PALOMAS, SOL. EN EL DÍA DEL FRÍO.

En el día del frío tú busca

palomas, sol, y haz poemas.

 

 

LA PEDRERA. LA PEDRERA, PUERTA.

Antes de irse. Al volver

a casa. La Pedrera, poema.

 

 

HOJAS SECAS DE LOS ÁRBOLES JUNTO A LA PEDRERA.

También poemas.

 

 

LA NOCHE. LAS HOJAS SECAS. EL AIRE FRÍO.

Todo lo que he perdido. Pero es del rocío.

 

 

 

13 de febrero de 2023

 

 

AIRE FRÍO. PERO SOL. PERO AIRE FRÍO

hasta llegar al sol. Llega tú al sol

o ser sol, atraviesa el aire frío

y a él llega, como poema.

 

 

SOL, SOL TRAS EL FRÍO Y EN EL QUE AÚN

hay frío, sol tuyo y sol mío,

sol de todos, poema, hijo de nadie

y del espíritu, para que todo diga,

la verdad esconda aun en el decirla,

y sea reino de sombras la vida

tras su luz lúcida, fúlgida,

lo que quieras decir, lo que digas,

en el sol del frío y aún con frío.

 

 

EL SOL Y EL FRÍO. EL POEMA HERIDO.

La búsqueda y encuentro en lo perdido,

en un antiguo ritmo adentro del olvido.

 

 

LA PEDRERA, PUERTA. ANTE ELLA,

las hojas de los árboles.

Las hojas también puertas.

Todo puede ser poema.

 

 

LA NOCHE CALMA. LAS HOJAS SECAS

también esperan. En la noche,

en el olvido, en la sequedad

hay espera.

 

 

 

14 de febrero de 2023

 

 

LA PEDRERA. GENTE EN LA AZOTEA

que le señalo a mi madre, pues

le gusta verla y me dice hace días

que últimamente no ve. Personas

que caminan junto a las chimeneas de loza

y se recortan en el cielo. La Pedrera,

el cielo. Caminar alto, junto al cielo,

caminar en el arte, en los sueños.

Escribir es caminar, como caminar.

 

 

Y EL SOL DE CARA AHORA, EN EL BANCO-FAROL.

Al sol los sueños, los deseos.

Los poemas. Al sol las heridas

y los poemas, la vida que

en ellos queda.

 

 

SOL DE LAS HERIDAS, DE LOS DESIERTOS,

de las pérdidas. Sol del frío.

Remoto, antiguo sol del frío y lo perdido

que encuentras y canta adentro de la noche.

 

 

EL SOL, EL SOL. Y LO TRISTE, Y LO HERIDO.

Lo perdido que se encuentra en el poema.

Que en él tú encuentras. Con lo que en él cantas.

 

 

EL HIERRO Y LA PIEDRA EN LA PEDRERA

-enfilamos la calle Provenza de vuelta a casa-,

los árboles secos. El aire, las palomas.

La fuente que fue casi hogar para un mendigo.

Los recuerdos. Mi madre a mi lado

mientras escribo de pie este poema.

Nuestras sombras sobre las baldosas

de Gaudí. Una vida

en unos versos. Tenlos.

 

 

EL AIRE DE LA NOCHE. LAS HOJAS

del árbol, secas -las hojas

que le quedan. Que también

esperan. El hombre espera.

 

 

 

15 de febrero de 2023

 

 

LA NOCHE EN EL BALCÓN.

La Catedral a la que no he ido

-me ha llamado la amiga

con quien iba allí a un concierto de órgano

para decirme que estaba muy constipada,

no había podido dormir y así no le parecía

prudente ir. No. Así la Catedral a la que

no he ido pero pienso ir, el mar

al que quizá no vaya mañana porque parece

que no hará tan buen día como se esperaba,

pero al que espero ir otro día -pronto, pasado

mañana acaso- con mi madre. El fin de semana

está previsto muy buen tiempo, y esto nos dejará quizá

mañanas de jardín. La catedral y la música, el mar,

el jardín. Y todo lo que se pierde, todo lo que se ha roto,

la zanja terrible que ha habido en nuestra vida.

¿Cómo volver, cómo hacer más ligero el peso

de la soledad y la tristeza ? Sean buenos los días,

tengan dentro un sol, como semilla en ellos poesía.

 

 

 

16 de febrero de 2023

 

 

EL MAR AL que no vamos, porque hace un día más húmedo de lo que pensábamos. Pero al que esperamos ir -mañana viernes, lunes y martes. El mar, la catedral de esta ciudad a la que también contaba con ir ayer y tampoco fui. A un concierto. Pero también quiero ir. Recuerdo que el año pasado me apareció una breve prosa que daba testimonio del concierto al que en ella asistí con motivo de los 500 años de que se celebrara en ella la única reunión del Toisón de Oro que ha tenido lugar fuera y fue aquí, en la Barcelona que fue capital del Imperio con Carlos V. Volver al mar y a la catedral, espacios y refugios de mi ciudad. No ha podido ser pero espero, esperamos recuperarlos en los tiempos por venir. Espacios, catedrales y mares también los libros en su refugio y su compañía. El casi continuo destello del discurrir deslumbrante de Juan Larrea en sus ensayos, esta obra de ensayo originalísima a la que derivó tras abandonar la poesía pero de la que nos da una razón que la explica y las une. Así dice en un momento : “Le respondí que por mi parte, hacía ya varios años que había desatendido el ejercicio literario de la poesía, pero que ello en nada modificaba mi actitud poética, sino que, al contrario, era producto de una penetración más directa a su ser real y profundo”. Y también, además de muchas otras cosas en estos deslumbrantes ensayos, América, la particularísima manera de entenderla y de sentirla. De verla. Así valga como ejemplo lo que en un momento como resumiendo nos dice : “No sé si sabrá usted que desde que residí en el Perú en 1930-31 he venido sosteniendo con hechos y dichos, cuya novedad me parece difícil poner en duda, mi creencia en una América del porvenir, libre y trascendida por el espíritu poético o simplemente por el Espíritu. La he comprendido como mundo correspondiente a un estado de plenitud humana en el que han de aunarse los desarrollos materiales y los espirituales, éstos en una situación muy por encima de la tradicional”. La América que ha acompañado a mi madre en el libro Godos, insurgentes y visionarios de Arturo Uslar Pietri. Al leerlo pensé que a ella le interesaría, y así ha sido. Le ha apasionado esta lectura, que me ha ido comentando. Ayer acabó este libro, como yo Ángulos de visión de Juan Larrea. Hace unos veranos, el verano anterior a que se acabara en parte el mundo con la pandemia, leyó la trilogía de Gerald Durrell tras leerla yo y aconsejársela. Le quedó medio volumen del tercer libro por leer, y pensó que ya lo leería dentro de un tiempo. Lo he recordado, y se lo comento. Porque quizá sería ahora un buen momento para que lo leyera. Ella también lo piensa. Aventuras de unos ingleses en Grecia, tras tanta América. Sí. Los libros, mares y catedrales de este tiempo. Refugio, abrigo. Alimento. Espíritu. Pasan los días y los libros y buscamos encuentros, recodos en que poder pensarnos y mirarnos, mares otros que hemos de descubrir y sentir para nosotros, para poder sentir que vivimos, que la vida merece considerarse tal. Así los libros en su naturaleza más salvífica e íntima. Así espacios que tienen de santo también la memoria y la libertad y lo íntimo -la libertad de lo íntimo.

 

 

LA NOCHE. LA NOCHE DE LA NOCHE.

El silencio, la espera.

 

 

EL AIRE. EL AIRE DE LA NOCHE.

Ser misterio, ser del aire. Ser

hombre.

 

 

Barcelona, 2 a 16 de febrero de 2023

 

 

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