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Article publié le 19 février 2023. oOo 2 de febrero de 2023
EL AGUA DEL MAR ROMPE EN LA ORILLA. Barcelona también es mar. Es poesía. Mi madre y yo nos hemos animado a ir a la playa, y aquí estamos. El aire es fresco, ligero. Llega del mar. También la poesía, lo que esperamos. Mar.
EL MAR, EL MAR. EL AIRE DEL MAR. La libertad. De respirar, de ser. De cantar.
EL MAR SIN TERMINAR, EL MAR por empezar. Como el poema, el ritmo secreto del que llega, tal las olas a la orilla. Siempre distintas, siempre otras, y las olas mismas, sin cesar.
EL AIRE, EL AIRE DEL MAR. Respirar. Cantar. Cantar y que el canto sea el mismo aire. Aire nuestro del canto, como un antiguo mar.
DEMASIADO FRESCO A LA ORILLA DEL MAR PARA MI MADRE, e irnos de ella pronto. Ya lo pensaba. Pero nos hemos llegado por la ilusión de estar tan cerca del agua. Hace unas semanas estuvimos muy bien, pero llevábamos días de temperaturas inusualmente altas. He pensado que hoy hacía suficiente buen día para ir al mar, pero lo de la orilla ha sido un atrevimiento. Hemos estado poco. Luego un rato en un banco al sol. El mar en la mirada. Escribo ahora en casa, antes del café. Esta tarde un concierto en el Paraninfo de la Universidad con una amiga. Vuelve la vida, al menos un poco, en alguna medida. Mar, música. El poema que lo diga. Recuerdo el aire frío junto a la orilla.
LA UNIVERSIDAD, LA CALMA DEL PATIO de Ciencias, el frío al venir andando aquí, el aire frío junto al mar esta mañana, la luz ya caída, es casi noche, casi noche en los poemas y lo que espero, en la música ahora pronto. Casi noche lo que está dentro del tiempo. Casi noche el misterio, el poema que lo ronda. Los paseos, los recuerdos. Todo con lo que aún me busco y me sostengo.
LOS ÁRBOLES EN EL PATIO, LA NOCHE y la noche profunda dentro de la casi noche. El poema posible y el imposible, lo que puede ser y alzar el vuelo en el misterio.
LA LUNA ALTA DESDE EL BALCÓN DE CASA, antes la música y el sentir como casa los recuerdos, entre ellos el de Victoria de los Ángeles, pues era su Fundación la institución que daba el concierto, y lo daba en su casa, literalmente, donde nació y se crió, en la Universidad de Barcelona. Me vienen los recuerdos que contaba mi padre, algo le digo a la amiga que me acompaña, y quien presenta el concierto lo refiere y confirma -que aquí nació y vivió, y ésta era y sentía su casa. Barcelona. Una memoria del arte y de Barcelona. Victoria de los Ángeles, que esta tarde en su casa y un concierto me encuentra. Quizá mañana algo más diga, escriba. Siento el calor de la memoria, las historias sabidas y contadas. La juventud de mi padre, mi padre allí estudiante, su casa cuando soltero tan cerca. Sí, siento este calor, esta memoria que me encuentra. Quizá mañana más la diga. Ahora veo la luna alta cuando cierro el balcón, y escribo estas líneas quizá versos que piden más líneas o versos pero que dan fe de una memoria, de su profundidad, de su altura. De cómo es raíz en mi vida.
3 de febrero de 2023
SÍ, AYER POR la tarde voy con una amiga a un concierto al Paraninfo. Me siento un breve rato, al llegar, en el Patio de Ciencias, en las antiguas sillas de las antiguas clases, justo al lado del aula en que se daba una asignatura a la que sólo fui el primer día pero supe que al siguiente la profesora me eximió de ir -era “Comentario de textos literarios”, y la profesora generosa y gentil. Ha caído ya la noche, es casi noche, como siento y me digo en algún poema que llega. Estamos luego en la cola con mi amiga para entrar en el Paraninfo. Entramos y cogemos el programa. Los intérpretes son de la Fundación Victoria de los Ángeles, esta entidad es la que da el concierto. Y entonces le digo a mi amiga -no lo había pensado ni recordado hasta ahora- que ella, Victoria de los Ángeles, vivía aquí, porque era hija del bedel de la Universidad, y entonces vivían aquí. Mi padre contaba cómo su padre les decía : Vengan, que ahora les cantará la Victorina. Antes del concierto dice unas palabras un señor al que le he dicho a mi amiga he visto en algún sitio o medio, aunque no sé bien quién es. Dice que ésta es la casa de Victoria de los Ángeles, que nació aquí y aquí vivió su infancia, porque era hija del bedel de la Universidad y entonces los bedeles vivían en las instituciones. Mi amiga debe pensar que es exactamente lo que yo le he dicho. Este señor añade que Victoria de los Ángeles expresó siempre un gran aprecio por esta casa, por este edificio -que era su casa. Que aquí está la sede de la Fundación. Añade que este año 2023 es el año de su centenario, que es por ello el Año Victoria de los Ángeles y harán actividades, conciertos. Nació el 1 de noviembre de 1923 y ese día de este año, el día de su centenario, harán un concierto aquí. Estas cosas dice. Y el concierto. Que está muy bien. Me alegra estar aquí dentro de la música, y que su elevación y transporte aquí se dé. Le alegraba este lugar y su memoria a Victoria de los Ángeles, y a mi manera también a mí me alegra, y lo busco. Me gusta venir a conciertos aquí. Al acabar le digo a mi amiga que ha estado muy bien. Sobre todo algunos, puntualizo -y es verdad. Ella asiente. Mientras empezamos a bajar las escaleras principales desde el Paraninfo le digo cómo sientes que te transporta la música. Te eleva. También asiente. Le digo que claro, que Victoria de los Ángeles era como mi padre y sus compañeros. Que mi padre era de octubre de 1920 y ella, han dicho, del 1 de noviembre de 1923. Era tres años más joven. Le digo que en la promoción de mi padre había chicos de varias edades, porque era la promoción de la guerra y juntaron en ella a varias promociones, las que no pudieron estudiar cuando la guerra. Tenían un programa aparte, hacían la carrera de manera intensiva, en tres años en vez de en cinco. “Para recuperar”, me dice mi amiga. Claro. Habría quien habría perdido más o menos tiempo, según la edad que tuviera y cuándo le hubiera pillado la guerra. Pero Victoria de los Ángeles era como ellos. Ellos, mi padre y sus compañeros, jóvenes. Formaba parte de los recuerdos de mi padre, y a través suyo también de los míos. Le he dicho antes, cuando esperábamos para empezar el concierto, que el padre de Victoria de los Ángeles tuvo mucho empeño en que primero triunfara fuera, y actuara en Barcelona ya habiendo triunfado. Y los recuerdos del día a día, el vengan, que ahora les cantará la Victorina. Mi padre hablaba o cambiaba unas palabras a veces con su padre de vuelta a casa. Porque mi padre vivía muy cerca de la Universidad, en Consejo de Ciento entre Rambla Cataluña y Balmes, y al volver de algo a veces veía luz y hablaban algo. Esto le digo a mi amiga mientras salimos de la Universidad. También, ya en la calle, que no sabía que era su centenario -el de Victoria de los Ángeles. Que habrá que estar atentos, porque quizá hagan cosas interesantes. Que me gustaría ir al concierto el día de su centenario. Y añado : “Era una persona que estaba muy bien”. No digo más, pero con esto está dicho todo. Su categoría humana y moral y su arte, la memoria y representación de esta ciudad que es. Cómo me ha venido a buscar en su casa, y a través de la música, y me ha traído los recuerdos de mi padre joven y a ella también joven y cantando por petición y gusto de su padre a los estudiantes. En esta Universidad, la Universidad de Barcelona, que era su casa. El Patio de Letras en que estudió mi padre y también yo. Una memoria llega a través de la música y los recuerdos, una memoria de la juventud de otro tiempo, y que esa música dice, esa música y la gran artista que aquí nació y fue joven y aquí cantaba a los estudiantes como luego con altísima maestría en todo el mundo la trae y representa. Son una alegría algunas personas, hay alegría en su memoria. Honran el tiempo, lo dignifican. Así llega la tarde de ayer a mis adentros la de Victoria de los Ángeles entre la música, alegría siento en su memoria, en los recuerdos que despierta y lo que en su memoria dice.
EL MAR. MÁS SOL, MÁS BUEN DÍA. El mar con mi madre en mi ciudad. Sí, la vida se reanuda, sientes con ellas que puedes otra vez ser.
EL MAR, EL MAR. LA LIBERTAD, el cantar. Cantar como respirar, pulmones los poemas, aire nuestro en ellos junto al mar.
EL MAR, EL MAR. PARA VIVIR, para respirar. Y que la poesía pueda ser.
EL MAR, LA INTIMIDAD DEL MAR, su frescura, su aire. Su asombro. La necesidad que es para vivir.
LA LUNA QUE VE MI MADRE DESDE CASA, en el despacho, mientras lee el periódico, y de la que me avisa. Los paseos cerca por la tarde. Días muy buenos este fin de semana. Pero luego otra vez lluvia, frío. Y la luna, siempre, a la que levantar la vista, apartarlo todo en su busca, y en ella una esperanza.
LA LUNA CERCA DE SER LLENA -MI MADRE me ha dicho antes que le faltan tres días para serlo-, la luna ya muy plena, en la noche alta, en la noche alta y la música y el misterio que abre sobre las cosas y la misma noche, la noche del adentro, la soledad silenciosa del canto que en el ritmo de su música callada encuentra.
4 de febrero de 2023
EL JARDÍN. LA CALMA DEL JARDÍN, LA PAZ. LOS PÁJAROS. Un rato con una amiga en los jardines del Palau Robert en la mañana de este día espléndido, y a la hora del café -ahora- con mi madre en este jardín del que el frío unos días nos ha alejado. La paz, la calma. El aire, los pájaros. Esto quiero decir. También hacer algún poema, pero dar fe del vivir -ellos lo saben bien, porque para ellos también es lo primero- es un impulso y una necesidad que se da y nace, como respirar en el aire. También esta raíz tienen los poemas, sí.
AIRE FRESCO EN ESTA TARDE EN EL JARDÍN, LOS POEMAS DE SALINAS QUE RELEO, porque de pronto he pensado en ellos -pensaba primero en leer otras cosas- como quien se acuerda de un viejo amigo y he cogido el primer libro que de él tuve -está fechado, veo, en Enero 82-, la antología que de sus poemas hizo Julio Cortázar. Algunos poemas queridos. Hojeo también las palabras de Cortázar en su prólogo, recuerdo cómo me percutieron algunas y me han acompañado siempre, las palabras y las intenciones y los caminos de los que ellas dan testimonio. Cómo me ha sostenido la poesía, cómo me ha ayudado. Mientras siento y escribo esto mi madre lee a mi lado el periódico en este jardín, y el aire es ya fresco.
EL SOL AÚN DA EN UN UNA CHIMENEA DE LA AZOTEA DE LA PEDRERA que desde donde estoy sentado veo. El sol, alto. El jardín, umbrío. Fresco. Fresco en la tarde en este día tan bueno, el recuerdo y la busca de viejos poemas queridos, y poemas muy ciertos tanto y más indispensables la tierra. La luz, la sombra, los árboles. La paz de un rato para uno mismo, algo de alma en la calma y el canto que quiera decirlo.
EL ÁRBOL, EL ÁRBOL DE LOS SUEÑOS, CÓMO CRECE desde hondas raíces como ellos. El árbol de la noche, el árbol del silencio, todo hacia dentro. Y tú en ese árbol, para ese árbol.
LA INYECCIÓN QUE LE PUSIERON A NERUDA Y CON LA QUE LE MATARON, así parece fue y leo en la prensa, leía los recuerdos que escribió su mujer de su vida junto a él, un libro que encontré hace unos años una Feria del Libro y he procurado leer estos días y siempre me interrumpo. No se sabe lo que son las cosas imprevistas. Los libros que no pensabas leer, los libros que te esperan, los libros que no saben lo que son, la discreción y el silencio del pequeño pájaro en la tierra de este jardín, y desde el que alza el vuelo. Desde el silencio. Desde el silencio y la espera lo que no sabemos, lo que nos defrauda, lo que no se logra, lo que nos mata. El eco de un crimen y una muerte, la también extraña muerte de Cortázar, de quien he hojeado unas palabras antes, los finales misteriosos y el camino también misterioso, un camino y una vida en arte, de la alta, difícil poesía, sea cual sea la forma en que en esta vida se dé.
EL FRESCO DE LA TARDE, QUE NOS HARÁ IRNOS de este jardín. Todo lo que nos hace irnos, todo lo que se rompe, el adiós continuo de las cosas, y la pasión de vivir aun con ese adiós. De vivir y del arte.
LA LUNA JUNTO A LA CORNISA. UN RESPLANDOR la delata. Un resplandor para la vida, para la noche. Para lo que pueda ser la noche.
5 de febrero de 2023
LA LUZ EN LAS HOJAS DE LOS ÁRBOLES, LA PEDRERA desde este jardín, el aire. Un café. Aprovechar este día de buen tiempo, ante la perspectiva de más lluvia y frío que viene. La paz en el jardín, la luz, el aire. La poesía. La poesía de cada día. Que hay que buscar. En el jardín, en la luz, en el aire, y también dentro de ti, como dentro también de cada cosa, en las cosas cotidianas y sencillas, en el café, la tinta con que escribo y que es como un latido. Del corazón, del poema. De la poesía escondida dentro de las cosas, y en ti, que la sabes en ellas sentir.
LA POESÍA Y EL JARDÍN. Y LA LUZ, Y EL AIRE. El espíritu hacia lo alto, hacia la vibración en el aire del canto, trino de pájaro sin fin, de amor sin fin.
AMOR SIN FIN HACIA LA VIDA, HACIA EL MISTERIO que en ella y todas sus cosas vibra, tal el trino del pájaro en el aire, sí, la nota alta del canto que viene también de la noche y desde adentro de la tierra.
LA LUZ, EL AIRE, LA NOTA ALTA DEL CANTO, LA NOTA que viene también desde adentro, desde una tierra profunda, una noche última, un último silencio del que están hechas si son arte de verdad las palabras, con el que las hacemos en el sin saber, en el aire nuestro que en el arte amaneceremos.
EL AIRE, LA LUZ, LAS PLANTAS, LOS ÁRBOLES. La tierra. El poema de la tierra de ti, del aire del arte, de la noche que hay dentro del hombre y su silencio maravilloso además de indescifrable y por esto siempre vivo pese a encarnarse y procurar decirse en cada aliento, cada vez, cada poema.
EL AIRE DE LA NOCHE, EL AIRE DEL SILENCIO, su sonido profundo, la nota alta del canto en una música como de nadie. Ésta es tu busca. Tu vida. No hay otra posible para ti, lo sabes bien, y no te escondes. Lo pide el arte y ese silencio profundo del que viene y con el que se hace, la noche oculta tras todos los pasos que el hombre da en lo que no sabe pero que son también adivinación y arte.
ME ESCRIBE GABRIEL SAAD DESDE PARÍS, POR FELISBERTO Y SU PRESENCIA en lo que de él he escrito y se ha publicado hoy en Francia. Precioso, contundente testimonio sobre lo fundamental que era para él el misterio, algo en lo que yo insisto y a Gabriel le parece muy justo. Así me lo dice : “Es muy justo lo que dices sobre el misterio. Para Felisberto, era fundamental. Recuerdo una larga conversación, que nos llevó toda la tarde, cuando vivía casi frente a la casa de mis padres, sobre el interés del psicoanálisis para abordar un texto literario. No lo rechazaba (Borges, sí, con fuerza), pero, me decía que por más que se hurgue, siempre quedará el misterio”. Y más recuerdos y memorias. Una vida de cultura, de arte. De América, de Francia. Pienso en la comunión en el misterio, el sentirlo y saber que es interminable en ese mismo misterio, tener esta infinita conciencia -me gusta así decirlo, aunque quizá sea algo extraño, pero pienso que conviene a lo que estoy diciendo. El misterio estaba en el título de una lectura atenta que realicé de los cuentos de Felisberto, con la que quise acompañarlos, por ser algo que percibía como fundamental en ellos, en el hacer de arte con que se construían. Es muy gentil Gabriel al respaldar ahora con su mensaje desde París esta convicción que expreso, la justicia que hay en que así lo destaque. Pienso en este misterio del arte que de algún modo nos hermana a los que de él conciencia tenemos, siento la caricia del aire en este día espléndido, esta mañana en este jardín junto a mi madre. Y pienso y sé, de un modo impreciso pero ciertísimo, absoluto, que todo lo que es de verdad es del arte y del misterio.
“NADADORA DE NOCHE, NADADORA” ES EL POEMA DE SALINAS QUE ME HA SALIDO cuando he abierto al azar este viejo y querido libro suyo. Siento como si hubiera venido a buscarme. Porque de algún modo se hermana con lo que estoy diciendo, como si lo adivinara. De algún modo, digo, porque la adivinación es un don que ha de sentir uno, y esa aurora que ganaste con que acaba el poema puede ser también la que logra el arte. Aquí los versos finales del poema, que podemos sentir para la nadadora pero también, pienso, para quien hace arte. Los versos finales y quizá mejor desde la mitad del poema, pues ese empeño de claridad, ese tesón, ese esfuerzo es también el del arte, y esa aurora final también la que ha ganado con sus obras quien lo hace y ha empeñado la vida en hacerlo. Así pues mejor, sí, el poema desde su mitad hasta el final, para la nadadora de noche, para ti, para todos : “Se te rompen las densas ondas anchas de la noche contra ese afán de claridad que buscas, brazada por brazada, y que levanta un espumar altísimo en el cielo ; espumas de luceros, sí, de estrellas, que te salpica el rostro con un tumulto de constelaciones, de mundos. Desafía mares de siglos, siglos de tinieblas, tu inocencia desnuda. Y el rítmico ejercicio de tu cuerpo soporta, empuja, salva mucho más que tu carne. Así tu triunfo tu fin será, y al cabo, traspasadas el mar, la noche, las conformidades, del otro lado ya del mundo negro, en la playa del día que alborea, morirás en la aurora que ganaste”.
EL SOL SOBRE LA PEDRERA, LAS CHIMENEAS SOBRE SU AZOTEA, altas, el sol que llega a la mano con que escribo a través del aire y las hojas y las ramas de los árboles de este jardín. El sol de adentro, el sol del canto, el sol escondido dentro de las cosas, semilla y raíz del vivir. No abandones ni dejes de sentir este sol. Sin el no hay arte posible.
LA LUZ, EL AIRE. EL VERDE TENUE Y DELICADO DE UNA DE LAS MIMOSAS junto a mi madre y a mí, la luz en él, en ella. La luz y el aire y lo que en su vibración puedas sentir, misterio infinito del canto.
LA LUZ, EL AIRE. LO QUE HAY DENTRO, LO QUE SE REVELA en el misterio, el misterio que aún queda y no se acaba. Lo que resulta del arte y tampoco se acaba y no sabemos, son los poemas o lo que escribimos. O las nubes en el cielo, y la luz y el aire. Y lo que vibra y tiembla en ellos.
LUNA LLENA. LUNA LLENA DE LOS SUEÑOS, de la espera. De lo que tú quieras.
6 de febrero de 2023
EL CIELO TAPADO, LA LLUVIA de mañana -todo el día. Y ahora, esta noche, aún música de jazz.
7 de febrero de 2023
UNA HOJA SUELTA EN EL AIRE FRÍO. Es todo lo que he perdido. La veo desprenderse del árbol que nos llega a casa, y esto siento y escribo.
NUBES, FRÍO AL CERRAR EL BALCÓN por la noche, tras este día de lluvia. Música. Música en la radio mientras escribo y música por dentro. Con la que hago el poema.
8 de febrero de 2023
SOL, UN SOL IMPENSADO CUANDO PASEO tras la lluvia y el frío de ayer, y que hace que anime a mi madre a salir. Lo hacemos en un rato. Aún hay sol, pero ya con algo de nubes. No se está tan bien como deseaba, pero se puede estar. Aire frío, pero algo de sol entre nubes en este banco-farol del Paseo de Gracia. Celebrar la vida. Por esto salir esta mañana. Por esto escribir.
EL AIRE, EL SER DEL AIRE. EL SOL entre las nubes. El poema entre las nubes del vivir.
EL SOL SUFICIENTE. EL SOL SUFICIENTE para vivir. En el aire frío y entre nubes. Como la higuerilla del cuento de Julio Ramón Ribeyro, una razón suficiente que nos dice que se puede vivir.
UNA PALOMA. LLEGA. LLEGA DEL VUELO y con el vuelo. A la tierra. Palomas los poemas.
9 de febrero de 2023
EL AIRE DE LA MAÑANA, UN BUEN SOL pese a este día fresco en un Paseo de Gracia otra vez muy concurrido. Mi madre y yo buscamos refugio en un banco-farol, están más apartados y allí da el sol de cara. En días fríos como éste es lo que conviene. Lo tendimos al sol, nos tendimos al sol, como si fuera una fiesta. Así se tiende el espíritu en el poema.
ÁRBOLES CASI YA SIN HOJAS. QUEDAN ALGUNAS, pocas, testimonio seco de la vida que ha sido. Que ha de volver a ser.
EL SOL, EL LEVE SOL, EL DULCE SOL tan necesario en un día de invierno. El aire frío. Todo lo perdido, lo que nos ha nutrido, lo que está en el fondo de una noche antigua y desde él dice nuestro nombre olvidado.
LA BELLEZA DE LA PEDRERA. UNA PUERTA ABIERTA para mi vida.
EN LA CALMA DEL PATIO DE CIENCIAS, LAS LUCES de la Universidad sobre la Plaza cuando me acerco. Canta la Escolania de Lluc. Declamación del Planto de Ramon Llull y luego música, Pergolesi, Pau Casals, Sarasate. Los niños de Mallorca que cantan y se educan en este santuario desde el mil doscientos, y hoy cantan en mi ciudad, aquí, en este sitio en el que yo he estudiado. No los he visto. La historia llega desde una música, como la luz desde los ventanales de la fachada de la Universidad sobre Barcelona. Canta, memoria, canta, Musa, en la memoria, canta lo que recuerdes y lo que es, lo que porque lo cantas aún puede ser, y será.
LOS ÁRBOLES EN EL PATIO, LA CALMA, el silencio. La noche. Y la música de la historia, la música que cantan niños y tiene siglos, y a ti te llega como nueva en su arte y su pureza.
NOCHE, NOCHE, NOCHE. SILENCIO. Juventud lejana. Música de niños. A lo lejos música de niños, y también aquí, muy cerca. Cerca del corazón y los recuerdos. Adentro. Como noche en la noche.
MÁS NOCHE. MÁS NOCHE en la noche. Música la infancia -el amor, la infancia. Lo que queremos. Lo que canta.
10 de febrero de 2023
ANOCHE, LA ESCOLANIA de Lluc en el Paraninfo de la Universidad de Barcelona. Llegarme en un paseo desde casa, sentir las luces de los ventanales de la Universidad sobre la Plaza, que en la calma del Patio de Ciencias llegue también algún poema, que a la vez son luz de noche. Y esta Escolania, que es la más antigua de Europa, empieza acompañando con música la “Declamació del Plant de la Verge de Ramon Llull”. Pensaba que sólo iba a ser declamación, sin música. Pero hay música. Esta gloria y patrimonio de Mallorca y de Europa -y de todos- que es Ramon Llull, la emoción y el gozo de que nos lleguen sus palabras. Y los niños, las voces como de ángeles. Llega Europa desde lo más antiguo de las voces de estos niños, y siento que, a la vez, se dirigen al tiempo por venir, diría casi al infinito. Por la tarde he empezado el libro Ángulos de visión de Juan Larrea, que contiene una antología de su particular obra de ensayo, en selección y con prólogo de un escritor de Mallorca, Cristóbal Serra. Leo el prólogo y las dos primeras piezas, “Atienza”, de 1927, y “Teleología de la cultura”, de 1965. En este último defiende su proceder, su sentir y su pensar, su percibir, su “ver”. Porque Cristóbal Serra, en el prólogo, nos dice que estos escritos son proféticos. Son, desde luego, visiones y pensamientos singularísimos. Que deslumbran. Leí ya el otro año Razón de ser. En este texto se refiere a algunos libros y trabajos, como “Rendición de Espíritu”, que es de 1943. Y allí esta visión y sentir y desentrañar como en símbolos, pero como sucede con los símbolos profundos sientes que son verdades, la cultura del Mediterráneo y de Europa dentro del tiempo y a través del tiempo. Pasado, presente y futuro. Jerusalén, Roma y Santiago de Compostela. Y desde Compostela y Finisterre el futuro, la adivinación y presentir de América, su cumplimiento -el Nuevo Mundo, el plus ultra. La Europa antigua tiene dentro de sí el presentimiento y la adivinación del tiempo. Los significados, las revelaciones. Los significados y las revelaciones. Esto siento y pienso más o menos, mientras vuelvo a casa, y quizá porque una música que viene del corazón del tiempo de Europa, en unas voces de niños que a la vez son en su infancia muy antiguas, me lo han hecho así sentir.
AIRE FRIO. SOL ENTRE NUBES. SI EL SOL no es más claro y alumbra y calienta más nos iremos pronto. De este banco-farol del Paseo de Gracia. Irse también de los recuerdos cuando ya no hay sol que los alumbra, o se ha olvidado o se ha perdido en la maleza del tiempo.
EL SOL, EL SOL. VOLVER AL SOL, TRAS LAS NUBES, alejar el frío, poder ser en la luz, en el calor. También así en la memoria, en lo dulce que aún puede quedar del tiempo.
AL SOL. MI MADRE Y YO AL SOL. También el alma, lo que queda de infancia, de bondad, de amor y de infancia en el pozo antiguo de agua fresca que puede ser aún agua que salva.
LUZ, LUZ QUE ASOMA DEL SOL entre las nubes. Luz y brillo desde lo alto. También así el poema.
LA CRUZ DE LA CASA BATLLÓ. el arte y el sufrimiento, la memoria. La memoria del arte y la aspiración al cielo y un azul imposible, que el arte ha de hacer próximo, hacérnoslo sentir cerca de nosotros.
SOL ENTRE NUBES. AIRE FRÍO. Lo que aún es, y lo perdido. Lo tuyo, lo mío. Lo que el poema busca, y encuentra en un quejido, en un suspiro. Y le da ritmo. Un antiguo ritmo como un mar lleno de olvido.
11 de febrero de 2023
SOL DE DÍA DE INVIERNO. AIRE FRESCO, ligero. Ligero el espíritu anda, ligero el aire, el ritmo, la claridad también ligera. Claridad, al final la claridad aun entre lo oscuro.
AUN ENTRE LO OSCURO CANTO, respiro. Soy en ese canto, su respiro.
EL SOL LIGERO, EL ESPÍRITU LIGERO, el aire ligero, el canto ligero.
LAS HOJAS QUE AÚN HAY EN LOS ÁRBOLES, parecen algunas que se van a desprender. Esto escribo, tras fijarme por decirme mi madre “Los árboles aún tienen…”. Sí, son las hojas, las hojas secas, prestas a caerse. Así lo que se consume. También así el hombre.
EL AIRE FRÍO DE LA NOCHE. Las hojas secas. Pero algo duerme detrás de la espera.
12 de febrero de 2023
SE VE EL SOL DESDE CASA, pero al salir aire muy frío. En este domingo de invierno. Helor del aire, el frío que corta. El frío deja sin memoria, es todo olvido.
PALOMAS, SOL. EN EL DÍA DEL FRÍO. En el día del frío tú busca palomas, sol, y haz poemas.
LA PEDRERA. LA PEDRERA, PUERTA. Antes de irse. Al volver a casa. La Pedrera, poema.
HOJAS SECAS DE LOS ÁRBOLES JUNTO A LA PEDRERA. También poemas.
LA NOCHE. LAS HOJAS SECAS. EL AIRE FRÍO. Todo lo que he perdido. Pero es del rocío.
13 de febrero de 2023
AIRE FRÍO. PERO SOL. PERO AIRE FRÍO hasta llegar al sol. Llega tú al sol o ser sol, atraviesa el aire frío y a él llega, como poema.
SOL, SOL TRAS EL FRÍO Y EN EL QUE AÚN hay frío, sol tuyo y sol mío, sol de todos, poema, hijo de nadie y del espíritu, para que todo diga, la verdad esconda aun en el decirla, y sea reino de sombras la vida tras su luz lúcida, fúlgida, lo que quieras decir, lo que digas, en el sol del frío y aún con frío.
EL SOL Y EL FRÍO. EL POEMA HERIDO. La búsqueda y encuentro en lo perdido, en un antiguo ritmo adentro del olvido.
LA PEDRERA, PUERTA. ANTE ELLA, las hojas de los árboles. Las hojas también puertas. Todo puede ser poema.
LA NOCHE CALMA. LAS HOJAS SECAS también esperan. En la noche, en el olvido, en la sequedad hay espera.
14 de febrero de 2023
LA PEDRERA. GENTE EN LA AZOTEA que le señalo a mi madre, pues le gusta verla y me dice hace días que últimamente no ve. Personas que caminan junto a las chimeneas de loza y se recortan en el cielo. La Pedrera, el cielo. Caminar alto, junto al cielo, caminar en el arte, en los sueños. Escribir es caminar, como caminar.
Y EL SOL DE CARA AHORA, EN EL BANCO-FAROL. Al sol los sueños, los deseos. Los poemas. Al sol las heridas y los poemas, la vida que en ellos queda.
SOL DE LAS HERIDAS, DE LOS DESIERTOS, de las pérdidas. Sol del frío. Remoto, antiguo sol del frío y lo perdido que encuentras y canta adentro de la noche.
EL SOL, EL SOL. Y LO TRISTE, Y LO HERIDO. Lo perdido que se encuentra en el poema. Que en él tú encuentras. Con lo que en él cantas.
EL HIERRO Y LA PIEDRA EN LA PEDRERA -enfilamos la calle Provenza de vuelta a casa-, los árboles secos. El aire, las palomas. La fuente que fue casi hogar para un mendigo. Los recuerdos. Mi madre a mi lado mientras escribo de pie este poema. Nuestras sombras sobre las baldosas de Gaudí. Una vida en unos versos. Tenlos.
EL AIRE DE LA NOCHE. LAS HOJAS del árbol, secas -las hojas que le quedan. Que también esperan. El hombre espera.
15 de febrero de 2023
LA NOCHE EN EL BALCÓN. La Catedral a la que no he ido -me ha llamado la amiga con quien iba allí a un concierto de órgano para decirme que estaba muy constipada, no había podido dormir y así no le parecía prudente ir. No. Así la Catedral a la que no he ido pero pienso ir, el mar al que quizá no vaya mañana porque parece que no hará tan buen día como se esperaba, pero al que espero ir otro día -pronto, pasado mañana acaso- con mi madre. El fin de semana está previsto muy buen tiempo, y esto nos dejará quizá mañanas de jardín. La catedral y la música, el mar, el jardín. Y todo lo que se pierde, todo lo que se ha roto, la zanja terrible que ha habido en nuestra vida. ¿Cómo volver, cómo hacer más ligero el peso de la soledad y la tristeza ? Sean buenos los días, tengan dentro un sol, como semilla en ellos poesía.
16 de febrero de 2023
EL MAR AL que no vamos, porque hace un día más húmedo de lo que pensábamos. Pero al que esperamos ir -mañana viernes, lunes y martes. El mar, la catedral de esta ciudad a la que también contaba con ir ayer y tampoco fui. A un concierto. Pero también quiero ir. Recuerdo que el año pasado me apareció una breve prosa que daba testimonio del concierto al que en ella asistí con motivo de los 500 años de que se celebrara en ella la única reunión del Toisón de Oro que ha tenido lugar fuera y fue aquí, en la Barcelona que fue capital del Imperio con Carlos V. Volver al mar y a la catedral, espacios y refugios de mi ciudad. No ha podido ser pero espero, esperamos recuperarlos en los tiempos por venir. Espacios, catedrales y mares también los libros en su refugio y su compañía. El casi continuo destello del discurrir deslumbrante de Juan Larrea en sus ensayos, esta obra de ensayo originalísima a la que derivó tras abandonar la poesía pero de la que nos da una razón que la explica y las une. Así dice en un momento : “Le respondí que por mi parte, hacía ya varios años que había desatendido el ejercicio literario de la poesía, pero que ello en nada modificaba mi actitud poética, sino que, al contrario, era producto de una penetración más directa a su ser real y profundo”. Y también, además de muchas otras cosas en estos deslumbrantes ensayos, América, la particularísima manera de entenderla y de sentirla. De verla. Así valga como ejemplo lo que en un momento como resumiendo nos dice : “No sé si sabrá usted que desde que residí en el Perú en 1930-31 he venido sosteniendo con hechos y dichos, cuya novedad me parece difícil poner en duda, mi creencia en una América del porvenir, libre y trascendida por el espíritu poético o simplemente por el Espíritu. La he comprendido como mundo correspondiente a un estado de plenitud humana en el que han de aunarse los desarrollos materiales y los espirituales, éstos en una situación muy por encima de la tradicional”. La América que ha acompañado a mi madre en el libro Godos, insurgentes y visionarios de Arturo Uslar Pietri. Al leerlo pensé que a ella le interesaría, y así ha sido. Le ha apasionado esta lectura, que me ha ido comentando. Ayer acabó este libro, como yo Ángulos de visión de Juan Larrea. Hace unos veranos, el verano anterior a que se acabara en parte el mundo con la pandemia, leyó la trilogía de Gerald Durrell tras leerla yo y aconsejársela. Le quedó medio volumen del tercer libro por leer, y pensó que ya lo leería dentro de un tiempo. Lo he recordado, y se lo comento. Porque quizá sería ahora un buen momento para que lo leyera. Ella también lo piensa. Aventuras de unos ingleses en Grecia, tras tanta América. Sí. Los libros, mares y catedrales de este tiempo. Refugio, abrigo. Alimento. Espíritu. Pasan los días y los libros y buscamos encuentros, recodos en que poder pensarnos y mirarnos, mares otros que hemos de descubrir y sentir para nosotros, para poder sentir que vivimos, que la vida merece considerarse tal. Así los libros en su naturaleza más salvífica e íntima. Así espacios que tienen de santo también la memoria y la libertad y lo íntimo -la libertad de lo íntimo.
LA NOCHE. LA NOCHE DE LA NOCHE. El silencio, la espera.
EL AIRE. EL AIRE DE LA NOCHE. Ser misterio, ser del aire. Ser hombre.
Barcelona, 2 a 16 de febrero de 2023
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