En la visita de Echeverría a San Cristóbal de Las Casas, dirigentes del PRI me contrataron para rotular, a partir de San Felipe, en cinco paredes de casas que daban hacia la carretera internacional, visibles para el viajero, que debían contener una leyenda de apoyo a Luis Echeverría Álvarez, como Presidente Constitucional de los Estados Unidos Mexicanos, con la fecha y el lugar, para cuando pasara en la caravana hacia la ciudad. Y esos mismos espacios debería de utilizarlos, pero serían con el nombre de Manuel Velasco Suárez, Gobernador Constitucional del Estado de Chiapas, también como apoyo, para cuando regresaran.
 Les expliqué que además de la dificultad de pintarlos en tiempo y forma, como se dice en la jerga legal, en realidad eran diez letreros, por los que necesitaría cuando menos un ayudante y un vehículo de libre acceso para poder trabajar y desplazarme de un lado a otro de la carretera.
 --- ¿Le parece bien una ambulancia del ISSSTE ? ---preguntó uno.
 --- ¿Con chofer y combustible ? ---quise saber a mi vez
 —Por supuesto que sí, maestro ---dijo un miembro de la Presidencia Municipal.
 ---Necesito que me lleven al campo de batalla, bueno, a la zona de trabajo --- reí por el resultado de mi ocurrencia.
 ---Sí, ya tenemos ubicados y apalabrados los lugares, pero es bueno que usted los vea…

— -…para que yo sepa, a qué me voy a enfrentar --- interrumpí la frase.
Subimos a una camioneta tipo van y en pocos minutos llegamos a San Felipe.

— -Debe empezar en la casa de la primera curva, pues está en el mejor lugar para ser observada.

— -No hablamos del acabado de las paredes ---aclaré---. Tienen que estar bien limpias, pintadas en fondo blanco con pintura acrílica impermeable, para que yo pueda trabajar bien, porque una de las cosas que debemos evitar son los contratiempos.
Luego de bajar revisé la pared y pedí que anotaran los inconvenientes. Así fui revisando cada una de ellas.
Terminando regresamos a la casa, donde, luego de afinar los detalles, estuvieron de acuerdo con mis peticiones y con el precio, y quedamos en que el día del evento, llegaría a las seis a buscarme la ambulancia con el ayudante.
Y llegó el día. No había vestigio de ninguna amenaza de lluvia y eso me alegró. Quizá nos enfrentaríamos al calor y no a la lluvia.
Al escuchar el claxon de la ambulancia Chanita salió vestida en traje de carácter.

— -Ya nos vamos, amor. Deséame suerte.---Mejor que nos vayamos yendo ---me contestó---. Sí, no me veas feo. Voy a ir contigo a ayudarte, aunque sólo sea para hacer bulto.
Subimos a la ambulancia y nos dirigimos a San Felipe..

— -Vamos a empezar por la más cercana, a la iglesia. Nos bajamos de la camioneta, incluyendo el chofer, quien amablemente ofreció ayudarnos.
Ubiqué la pared y con la ayuda de un cordel marqué las líneas que me guiarían para trazar la altura y dimensión de las letras. Luego de que oramos, comencé a dibujar La silueta de cada letra,
 En tanto, mi ayudante comenzó a rellenarlas, pero lo hacía muy lento. Al rato me dijo que iba a comprar un refresco y nunca regresó. Chanita al descubrir la falta, tomó un pincel plano y siguió llenando mis trazos.
Y por más que batallamos no pudimos hacer completa la obra, porque no terminamos. La desesperación me ganó y no sabía qué hacer. Chanita quiso apoyarme, pero ni así pudimos lograrlo.
Abrí los ojos y bañado en sudor, pude darme cuenta de que estaba soñando.
Mi amor se preocupó al descubrir mi azoro en cuanto le conté lo que estaba soñando.

— -Ve lo que pasa cuando decae la fe ---sentenció.

— -Yo lo veo como una advertencia divina, de que no debemos de confiarnos en lo humano y sí poner los ojos en Cristo, quien no nos falla nunca.
Coincidimos en lo comentado como pasó en mi sueño, cual si fuera un déjà vu, todo fue sucediendo hasta cuando escapó nuestra supuesta ayuda.
Nos miramos a los ojos y tanto Chanita como yo, dijimos al unísono :

— -¡A darle… ! ---y como nos sentimos en sintonía, completamos la frase--- ¡…a darle que es mole de olla !
A partir de ese momento yo trazaba y mi amor iba rellenando las letras, y en cuanto terminaba mi trazo, daba inicio, a mi regreso, con el proceso de rellenado, hasta que en el momento de encontrarnos, completado el ciclo, íbamos a pintar en la siguiente línea. Chequé mi reloj y vi que terminamos en menos de una hora. Para las once, a ese paso, si la comitiva pasaba en la hora prevista podríamos iniciar el rotulado del regreso. Comenté con ella mis cálculos.
 ---Sí lo vamos a lograr, si le aceleramos un poquito ---expresó Chanita--- y recuerda que todo lo podemos en Cristo…
 ---…que nos fortalece --- completé.
 ---Mi preocupación estriba en que la pintura blanca que vamos a usar para tapar el nombre de Echeverría, no seque pronto.
 ---¿Ya te percataste , hombre de poca fe, que ahora sólo taparemos lo de Echeverría y pondremos el nombre del Doctor Velasco Suárez.
 Esta plática la hicimos en el trayecto a la siguiente pared, ambientada por el sonido de la sirena de la ambulancia.
 En este muro hicimos menos de cuarenta minutos, detalle que mi esposa adjudicó al clima.
 ---Ya calentamos motores y se soltó nuestro brazo ---dijo.
 A medias de la tercera casa mandó a nuestro ambulante a comprar refrescos para los tres y preparó sándwiches de paté de hígado, de una lata de El Engrane, de don Othón Schlie, en pan de caja, cien por ciento coleto.
 ---¿Cómo supiste que iba a comerlo si no me gustan las tortas ?
 --- Ni es sándwich, ni torta. Este es un pan compuesto de paté, estilo coleto.
 Y llegó la anbulancia con seis botellas de Néctar, sabor perón, refresco que es abuelo del Nectarín
 ---Espero que les guste ---dijo el chofer, y nos reímos.
 ---¿Por qué la risa ?---quiso saber.
 ---Porque nos encanta ---explicó mi bella genio.
 Refaccionado el cuerpo y.el espíritu con tan opíparo y coleto desayuno, continuamos pintando, hasta concluir las cinco paredes, unos minutos antes de las once de la mañana, en que la algarabía de la gente que viajaba en las redilas de varios camiones, fortalecida con el ensordecedor ruido de las bocinas de los vehículos que integraban la caravana, alegró nuestros corazones.
 Tal gusto nos dio que al verlos pasar lanzamos vivas y bravos, agradeciendo a Dios por haber cumplido a tiempo, la tarea, cuya mitad faltante, la llevaríamos a cabo, cuando los viéramos desaparecer en lontananza. (Hasta poético resultó nuestro momento).
 El sol estaba como para achicharrarnos, pero agradecí a nuestro buen Dios al ver que la pintura blanca secaba rápido y pudimos arrancar con la segunda fase. Así como bajamos por la carretera, rotulando los blancos muros, hecho que pudimos lograr de bajada, ahora subíamos hacia la plazuela de la iglesia.
 Pudimos terminar a tiempo y cuando vimos pasar a la caravana de regreso, Chanita y yo nos abrazamos de gusto, junto con el chofer que se contagió de nuestro optimismo.
 Subimos a la ambulancia los bártulos y nos enfilamos henchidos de satisfacción e hinchados de calor, a la casa.
 ---Estoy muerta de cansancio -dijo mi amor--- me duele todo mi hermoso cuerpo.

— -Es que ya no hay la necesidad de agregar adrenalina. ¿Y por qué estás cansada, si sólo estabas pintando ?
 ---Igual me pasa cuando después de lavar y arreglar la casa, llego a acostarme, y tú apareces para mofarte, diciendo que sólo estoy echadota sin hacer nada. Perdóname amor mío porque trabajas muy duro y casi siempre de pie o sobre una escalera, pintando y no lo había tomado en cuenta
 ---Chanita preciosa, te ruego que me perdones que me he burlado de ti, cuando lo que debiera hacer es ayudarte. Bajándonos de la ambulancia con nuestras cosas, nos dimos un beso de disculpa.
 ---Ustedes no tienen remedio ---dijo el chofer-todo lo hacen juntos, en equipo. Por eso son famosos en todo San Cristóbal de Las Casas. Los felicito. Si me llego a casar, formaré un equipo tan hermoso como el de ustedes. Ha sido un placer el haberlos conocido y servido. Abur.
 Arrancó su vehículo con la sirena encendida, que apagó al dar vuelta en la esquina de la calle Diego de Mazariegos.