Una mañana soleada salí a las 12 de dar clases de Artes Plásticas, en la Normal La Enseñanza y me dirigí en el Dodge Dart 76 hacia la Prepa y al llegar a la esquina de la calle Real de Guadalupe, crucé con cuidado y en la banqueta venía caminando Charito, cuñada de Goyo, quién sufría, al parecer, de problemas artríticos.

Detuve el vehículo y desde adentro la llamé, y algo salió de lo más profundo de mi ser que me hizo decirle :

—Sí te puedes curar Charito. No pierdas la fe. Te voy a tratar con Acupuntura y Dios mediante vas a sanar por completo de la Fiebre Reumática que te ha inhabilitado. Te espero hoy en la noche, a las ocho para hacerte un chequeo. Si no puedes hoy, lo hacemos mañana o el día que puedas.

La bella muchacha me quedó viendo con los ojos abiertos.

---¿Hoy ? –inquirió algo tímida.

---Sí. ¿Te espero… ?

---Sí, Sí, de seguro que voy a ir a verlo.

Luego de despedirnos me dirigí a dar clases.

En la noche Chanita, el amor de mi vida, me iba a preparar mi cena.

—Jorge Arturo, tienes dos opciones para cenar—propuso— : tostadas con tomate rojo, con la salsa que preparo, que tanto te gusta, espolvoreadas con queso blanco, doble crema o frijoles con chorizo.

Sonó la chicharra del timbre y se prendió el foco.

—Voy volando a ver quién toca –dijo Atalita y salió corriendo hacia la calle.

—“Te vas corriendo y venís carrera” –dice el dicho chamula – comenté riendo.

—Es Charito –gritó Atalita.

—Dile que pase.

Chanita alzó los hombros como preguntando.

—¿Y eso ? –quiso saber. Le conté de mi encuentro y de mí rara proposición.

—Pero, si no sabes nada de su problema o ¿si ?

—Nada que no sepa el vulgo.

 -Pues entonces es cosa de Dios – alzó los brazos hacia el cielo—. Tienes que atenderla, poniendo en ello, todo tu empeño, como sabes hacer. Arre—soltó y me dio una nalgada virtual.

Reímos en carcajada, porque por instinto di un ligero, pero notorio brinquito, que denotaba cierto miedo.

La recibimos en la sala y tras de los saludos y apapachos Chanita se retiró y yo empecé con la anamnesis clásica y fui anotando sus datos personales y luego los síntomas, en una hoja de papel adecuada para tal fin.

Luego procedí con la técnica china, a tomarle los pulsos de las muñecas y encontré alterados los pulsos riñón, vesícula biliar y triple función, entre otros.

Después con una lupa, usando mi foco lapicero chequé los iris de sus ojos y anoté los datos en su expediente. Y armé un circuito.

—¿Me va a dejar como alfiletero ?—preguntó Charito. –Espero que no sean muchas agujas

—Vamos a checar tu índice de tolerancia con las agujas –expliqué tomando una aguja de pulgada y media del recipiente esterilizador.

—¿Para qué metió la aguja en ese aparato de bolitas como de cuarzo ?

—Es el equipo esterilizador –sonreí. –en diez segundos se esteriliza la aguja.

Tomé una mota de algodón con alcohol, esterilicé el codo, en el punto 11 del intestino grueso, y apoyé la aguja en ese punto de acupuntura.

—Haz como si tosieras

En cuanto lo hizo le introduje la aguja cinco milímetros en el brazo

—¡Oh !—exclamó—¡Fue asombroso, no me dolió y ahí está ensartada la aguja !

—Vamos a probar otros puntos –apliqué el 5tf, 6cs y 4ig en ambos brazos y le puse el 20vg en la parte más alta de la cabeza.

—Maravilloso, don Jorge, tiene usted el don –rió al descubrir el doble don.

Cuando me dijo que sería bueno que tratara diario, le expliqué que la medicina china es muy clara, pues si se trata de problemas agudos, el tratamiento es agudo y si se trata de problema crónico lo ideal es el trato de dos veces por semana. Tan emocionada estaba que no se percató de que llevaba puestas las agujas, por más de una hora.

—Pues esta fue tu primera sesión. ¿Sientes alguna molestia ?

—No, al contrario. Estoy muy relajada y optimista.

—Maravilloso, la euforia es un indicador de que la sesión fue un éxito.

La traté unos cinco meses y no volvió a sufrir de la artritis.

Por muchos años llevó juguetes a mis hijos en navidad, quizá como un agradecimiento a Dios por sus bendiciones.