Escenario. Al abrirse el telón, el Hombre va cargando una cruz.

Hombre.
Cómo dice Gálatas, Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí ; y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí.
 
Gálatas 2:20 [RV60].
El peor enemigo que podemos tener en nuestra vida, es nuestra propia carnalidad, esa tendencia a hacer lo malo que tenemos en nuestro interior.
Pablo menciona en su carta a los Romanos, una frase muy intensa pero a la vez muy humana. "Lo que no quiero hacer, eso hago". Nuestra mente requiere ser transformada por la Palabra de Dios, " transformados por la renovación de su entendimiento", Ro. 12:2, y esto sucede en un encuentro personal diario con Jesús, en oración (platicando con El), y en la lectura de la Biblia.
Ser crucificado con Cristo Jesús, significa dejar que sea Cristo Jesús quien habite en nuestro interior, en el corazón. Morir al pecado es dejar de hacer lo malo.
Creer es como lanzarse sin paracaídas, creyendo que se abrirá uno antes de llegar al suelo.
Dios nos llama a crucificar nuestros malos deseos, nuestro egoísmo y vanidad, para dejar que El sea el director de nuestra vida.