Escenario.
Un ser con muchas luces de colores y uno de ellos, enfoca a El Hombre. Al abrirse el telón, el Hombre declama.
El Hombre.
¡Nos enfrentamos a una época de desafíos !
Son tiempos peligrosos, y la salud espiritual está puesta a prueba. Han aparecido toda suerte de falsos predicadores, personajes que se arropan facultades especiales, y se aprovechan del desconocimiento de la palabra de Dios. Como bien dice la escritura, medran con ella misma. Pasan a Dios por el tamiz de la ciencia, y si no se ajusta a sus ideas, simplemente prefieren sus ideas que lo que la Biblia enseña. Adán y Eva son una parábola para ellos, no creen que la burra de Balam haya hablado, y hasta figuras históricas como Abraham, corren el peligro de desaparecer de sus mentes. El mayor logro del enemigo contra la escritura, es desacreditarla y argumentar que se está respetando su mensaje.
Algunos dicen tener poderes, y hasta se dicen curadores del pueblo, pueden detener huracanes y sanan toda clase de enfermedades. Y se toman la gloria para ellos. Estos supuestos padres espirituales alejan a la gente de Dios, y buscan su propio beneficio. Seréis como Dios dijo la serpiente a Eva, y muchos están buscando este tipo de gloria para tener el mismo poder del creador, y lo utilizan a él, como un pretexto para buscar su propia gloria y beneficio. Falsos cristos que fueron anunciados por el Maestro, porque la gente busca milagros espectaculares, sin darse cuenta que una vida cambiada por el poder de Cristo, es más grande que cualquier otra cosa. Tengamos cuidado sobre quién ponemos nuestros ojos, porque la palabra nos advierte maldito aquel que confía en el hombre. Si endiosamos a un ser humano, le quitamos la gloria a Dios.
(Cae el telón terminando la obra).