Acanto en la ermita
De Nuestra Señora de los Organos
Que tiene mucho parecido
Con el santuario
De Nuestra Señora de Copacabana
En armonía
O melodía de balidos
De ovejas y corderos
Que se vuelven al canto religioso
Reformado por Gregorio I
Ese ladrón de notas
Que ajustó un tratado
Poco honroso
Con los lombardos
Y a quien se le debe
La conversión de Inglaterra
A base de hostias, garrote vil
Y cadalso
En misa del Jumento
En Gregoriano
O del Asno
Donde el cura
Vuelto del revés
Cae en nota
Sin acordarse de cuando fue sacristán
De ceremonia transustancia
En Rebuznos horrendos
Prorrumpiendo
Representando un sonido
Ese sonido de la Mística
Que corresponde al signo
De despedir el Asno su voz
Luego el pueblo
Contestando a su vez
En coro
La ermita toda
Con Rebuznos gregorianos
Aturdiendo :
Aquí es el Rebuznar
De mujeres, niños, mozas
Viejos
Que no saben de la misa la media
En ansia de elevar
Sus Rebuznos hasta el cielo
Imitando a los Asnos
Con jactancia
Y a su cura tomando por modelo.
Qué devoción, qué exhalo,
Qué contento ¡
Aquí la música de la obra
Vale más que la letra
Que nos remite
A la música de Mozart
O a los valses de Strauss
Con esos cuarenta
O cincuenta monjes de Cluny
De quien dependieron
Más de dos mil monasterios
Como hijuelas
O colonias
Con buena música Rebuznal
Viniendo
Excitándose en santo celo
Estos
Que crearon escuela de Rebuznos
Y antaño Rebuznaron en cátedras
Dotadas a este efecto
De un Asnal destino
Santo y fiero.
(*) Acanto . Cierta piedra negra que adoraban los castellanos antiguos con la que dicen el Cid se limpiaba el culo siempre que cagaba.